JALISCO.- Jalisco tiene maravillas naturales que en su mayoría son desconocidas por gran parte de sus habitantes. No solo contamos con rincones turísticos como Puerto Vallarta o Manzanillo, el lago de Chapala o el Nevado de Colima, Tapalpa o Mazamitla, los largos campos de agave de Tequila.
Nuestro estado es también todo aquello que no conocemos y que no sabemos que existe, oculto bajo las nubes y los largos páramos del cielo. Muchas de las maravillas de Jalisco son joyas ocultas que nada tienen que ver con sus lugares más famosos y más visitados. Ríos escondidos, bosques lejanos, serranías de tiempos estancados, pueblos irrepetibles en medio de la nada.
Pues, entre sus infinitas curiosidades, en Jalisco también existen géiseres a menos de una hora de distancia de Guadalajara.
En las inmediaciones de la Barranca de Huentitán y del Río Santiago, se encuentra el pueblo de San Francisco de Ixcatán y sus géiseres sorprendentes. Para llegar a esta localidad, es necesario tomar la carretera Federal 54 Guadalajara-Zacatecas, más allá de Los Camachos, y antes del Puente de Guadalupe, que pasa por encima del caudal gris y espumoso del río Santiago.
Los géiseres son erupciones de aguas termales que se encuentran bajo tierra. De acuerdo con la fundación Aquae, “son zonas donde se ha producido actividad volcánica en el pasado, y donde coincide la presencia de rocas sometidas a altas temperaturas por el magma del interior de la Tierra, agua subterránea, y una red de conductos con una salida a la superficie”.
El agua que brota de los géiseres de Ixtacán crea en su paso un río, pequeñas cascadas, e incluso un balneario de aguas termales. Es necesario llegar al pueblo en carro, pero para poder encontrar los géiseres, se requiere caminar entre el campo y seguir las indicaciones de los locales.