CIUDAD DE MÉXICO.- El presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, ha dado un espaldarazo a la candidata de su partido a sucederlo en el Gobierno, Claudia Sheinbaum. López Obrador ha depositado además su confianza en que la mayoría de los mexicanos votará el 2 de junio por la continuidad de su proyecto político, conducido por la abanderada de Morena. “Estoy convencido de que contaremos con el apoyo del pueblo para consolidar la primera etapa de la transformación de nuestro país. Está asegurada la continuidad con cambio. No hay nada que temer. Eso sí, tenemos que mantenernos unidos”, afirma el mandatario en su último libro sobre política, ¡Gracias! (Planeta, 2024). El presidente sostiene que se retira tranquilo y satisfecho del Gobierno, porque considera que ayudó a “iniciar una etapa nueva en la vida pública de México”, y segundo, porque Sheinbaum, a la que describe como “sensible, incapaz de cometer una injusticia y, sobre todo, honesta”, es la candidata para relevarlo en el poder. “Estoy sereno y contento porque Claudia Sheinbaum, quien me ha sustituido en la dirección del movimiento de transformación, representa una auténtica garantía de que tendremos un porvenir de más justicia y más honestidad en nuestro México lindo y querido”, escribe.
El mandatario, de 70 años y que ha publicado antes una decena de libros, cuenta —en un pasaje de su relación con Sheinbaum hasta hoy desconocido— cuáles eran sus planes originales para ella. “En 2018, yo quería que fuera la jefa de la campaña presidencial, porque además de ayudarme en eso, pensaba que íbamos a ganar y sería la primera mujer secretaria de Gobernación”, recuerda. “Lo comenté con ella, pero desde que se lo dije, en vez de alegrarse se puso triste”, agrega. “Le pregunté qué pensaba y me contestó que ella quería contender al interior de Morena por la candidatura para jefa de Gobierno; le respondí que lo sopesara, porque Ricardo Monreal estaba bien posicionado y podía ganarle la encuesta”. Finalmente, Sheinbaum triunfó en la interna, lo que provocó una crisis en Morena, pues Monreal acusó que los resultados de la encuesta fueron manipulados por la cúpula del partido. López Obrador optó por Tatiana Clouthier para coordinar su campaña, Sheinbaum se convirtió en jefa de Gobierno (“Sostengo que actuó bien en este encargo”, apunta López Obrador), y la Secretaría de Gobernación recayó en la exministra de la Suprema Corte Olga Sánchez Cordero, que luego renunció (la sucedieron en ese cargo Adán Augusto López y ahora Luisa María Alcalde).
López Obrador ha hecho un largo repaso, a lo largo de 555 páginas, por sus orígenes en la política; las frustradas campañas presidenciales de 2006 y 2012; la construcción de su partido, Morena; los entretelones de la campaña de 2018 —cuando finalmente triunfó— y los logros de su Gobierno. También ha dedicado un capítulo a explicar los fundamentos de su doctrina política, que ha bautizado como Humanismo mexicano. Ha sido allí donde ha trazado la hoja de ruta para Sheinbaum, su delfín. “Nada de zigzaguear”, señala. “No a las medias tintas. No aceptaremos nunca que en México se imponga una minoría a costa de la humillación y el empobrecimiento de las mayorías”, añade. López Obrador defiende que anclarse en los pobres es “ir a la segura” para transformar el orden social. “Nunca olvidemos que quien respalda la Cuarta Transformación es el pueblo. Por eso, jamás debemos traicionarlo”, apunta. Y agrega: “Debemos tener fe en la sabiduría y en la lealtad del pueblo. El pueblo no traiciona”. El mandatario sostiene que tiene confianza en que con Sheinbaum “no habrá desviaciones y se mantendrá el compromiso de atender con prioridad a los más necesitados”.
De la candidata presidencial de la oposición, Xóchitl Gálvez, critica sus vínculos con el PAN y la clase empresarial. “Como nació en un pueblo de Hidalgo, pensaron que su origen sería útil para ofrecer una supuesta imagen popular, cuando en realidad es ladina e igual de clasista y racista que los conservadores de mayor rango o nivel en la escala económica, social y política del país”, afirma. “Obviamente, la gente no se deja engañar, no se traga ese anzuelo”, agrega, “como ya se ve, aunque la oligarquía y los medios de manipulación se empeñen en inflarla, el globo no ha levantado ni levantará, porque en estos nuevos tiempos de transformación el pueblo no permite que alcen el vuelo los falsarios, los oportunistas y los corruptos”.
El Ejecutivo hace en el libro un repaso de su relación con la candidata oficialista: cómo la conoció y la invitó a colaborar con él cuando fue jefe de Gobierno en Ciudad de México (2000-2005); cómo ello lo apoyó cuando el presidente Vicente Fox intentó desaforarlo para descarrilar sus aspiraciones presidenciales; cómo luego Sheinbaum organizó a las Adelitas y participó en las movilizaciones contra la privatización del petróleo en el sexenio de Felipe Calderón. “Fue fundadora de Morena; siempre iba a cualquier Estado o región a donde se le comisionara para ayudar a candidatos de nuestro movimiento”, destaca. López Obrador reitera que al concluir su sexenio, en septiembre, se retirará de la vida pública, y anuncia que se dedicará a escribir un último libro, que ya no será de corte político (¡Gracias! será el último de ese tipo), sino que hará un estudio histórico sobre “el pensamiento predominante en las sociedades prehispánicas mesoamericanas y sus contrastes con las ideas traídas por los europeos”.
López Obrador relata memorias de la elección de 2018, su tercer intento por ganar la presidencia de la República. El mandatario cuenta que el “grupo oligárquico” detrás del PRI y el PAN —que habían postulado por separado a José Antonio Meade y a Ricardo Anaya— estaba “desesperado” ante la probabilidad de que ninguno de esos candidatos pudiese vencer a López Obrador en las urnas. Ese grupo, según el libro, estaba conformado por los empresarios Eduardo Tricio, Alejandro Ramírez, Agustín Coppel, Roberto Hernández, Claudio X. González, Carlos Slim, Eugenio Garza Herrera, Alberto Baillères, José Antonio Fernández, Daniel Servitje, Germán Larrea, Fernando Senderos y Valentín Díez Morodo, además de intelectuales contrarios a su movimiento.
El presidente afirma que los empresarios buscaron involucrar al entonces mandatario saliente, Enrique Peña Nieto, para convencerlo de que interviniera en las elecciones para frenar al candidato de la izquierda. Según López Obrador, primero le plantearon a Peña Nieto que le pidiese al candidato priista, Meade, declinar su candidatura a favor de Anaya. Peña Nieto rechazó la proposición. Luego, añade López Obrador, le ofrecieron que Anaya declinase a favor de Meade. El presidente priista tampoco cedió. “Como es obvio, Peña veía encuestas y tenía que sopesar si valía la pena adoptar una decisión de esa complejidad solo para complacer a un grupo de mafiosos del sector privado a quienes les había dado todo y que al final lo había traicionado o nunca habían abierto la boca para defenderlo”, escribe López Obrador. Y añade una confidencia que el compartió el priista: “No es descabellado lo que me dijo, alguna ocasión, el presidente Peña sobre el carácter traicionero de la oligarquía económica”.
López Obrador menciona un último intento de los empresarios para ganar las elecciones de 2018, una revelación no contada sino hasta ahora. “Unos meses antes de las elecciones, como manteníamos una amplia ventaja en las encuestas, el grupo oligárquico, en su desesperación, volvió a visitar a Peña para decirle que contaban con sondeos según los cuales me ganaría el comediante Eugenio Derbez; una de mis gargantas profundas me contó que Peña respondió: ‘Señores, por favor, sean serios”. El mandatario cuenta que el grupo empresarial también acudió a Slim para ofrecerle una candidatura única del “PRIAN”, un pasaje que López Obrador reveló recientemente en una de sus conferencias Mañaneras. “La veracidad de esta propuesta me la confirmó el propio Slim, quien no aceptó el desafío argumentando que él tenía otro oficio”, afirma el presidente. “Era y sigue siendo un hombre de negocios y, por cierto, nada tonto”, añade. López Obrador afirma —otro detalle revelador— que Arturo Elías Ayub, yerno de Slim, “buscaba ser candidato a la gubernatura del Estado de México”. A la baraja de candidatos de los empresarios —Derbez incluido— y sus supuestos intentos por descarrilar sus aspiraciones López Obrador le llama en su libro “comedia de traiciones”.