KATMANDÚ.- Nepal busca convertirse en un faro para el “turismo rosa” en el Sur de Asia, con el orgullo de ser pionero de los derechos LGTB en la región gracias al registro oficial de los matrimonios homosexuales o al reconocimiento del “tercer género” para la comunidad trans, a pesar de los desafíos aún existentes.
“Ahora nos estamos centrando en el mercado LGBTIQ”, dijo a EFE la directora de Marketing y Promoción Turística de la gubernamental Junta de Turismo de Nepal, Nandini Lahe Thapa.
La oficial señaló que el Gobierno nombró el pasado enero a un emisario cultural para promover el “turismo rosa” inclusivo, y formó a un grupo de guías de montaña especialmente para la comunidad LGTB.
Nepal planea además acoger su primera conferencia internacional de turismo LGTB a partir del próximo 20 de abril, en lo que espera sea un momento clave para mostrar el potencial del país.
“Una vez que el turismo LGTB despegue, beneficiará la expansión de hoteles y restaurantes por parte de esta comunidad”, afirmó Thapa.
El país del Himalaya, que alberga ocho de las catorce montañas más altas del mundo incluido el Monte Everest, obtiene importantes ingresos del dinero que gastan los escaladores extranjeros y busca ahora ampliar su sector turístico.
“Nepal tiene que aprovechar el tirón de la comunidad LGTB internacional, el ‘turismo rosa’ representa una economía multimillonaria”, afirmó a EFE el reconocido activista y exparlamentario nepalí Sunil Babu Pant, el primer representante abiertamente homosexual en la historia del país.
Según un informe de 2022 de la compañía LGBT Capital, el poder adquisitivo anual de la comunidad asciende a 4.700 billones de dólares.
Pant, emisario cultural para el turismo inclusivo en Nepal, explicó la importancia de crear nuevos empleos en el país del Himalaya, un país que emite cientos de miles de permisos de trabajo en el extranjero y donde las remesas representan alrededor del 24 % del PIB.
Los nepalíes miembros de la comunidad LGTB “tienen problemas para obtener empleos en el extranjero, especialmente en países del Consejo de Cooperación del Golfo y Malasia, donde las leyes son duras con ellos”.
Más oportunidades de empleo a nivel doméstico mejorarían la situación de la comunidad, explicó.
“A pesar del gran progreso hecho a la hora de asegurar los derechos de la comunidad LGTB, todavía hay discriminación en casos de empleo, salarios y otros servicios”, reconoció Pant.
Las promesas de turismo inclusivo para la comunidad LGTB del Gobierno de Nepal vienen apoyadas por el papel pionero de este país en el Sur de Asia.
Nepal se convirtió el pasado 29 de noviembre en el primer país del Sur de Asia en registrar un matrimonio homosexual, meses después de que el Tribunal Supremo ordenase al Gobierno reconocer las uniones del mismo sexo.
La lucha de la comunidad LGTB viene de lejos, desde que el país puso fin a la guerra civil en 2006 entre los maoístas y el Gobierno.
La Constitución provisional de 2007 dejó atrás el sistema monárquico hindú para formalizar a Nepal como una república laica, y el Tribunal Supremo ordenó al Gobierno ese mismo año formar un comité para estudiar la legalización de los matrimonios homosexuales.
También en 2007, el máximo órgano judicial de Nepal reconoció a las personas trans como un ‘tercer género’, abriendo así las puertas a obtener documentos oficiales bajo dicha categoría y llevando al órgano constituyente a inscribir la protección de las minorías sexuales y de género en la Carta Magna.
Maya Gurung, una mujer trans de 42 años, y Surendra Pandey, un hombre de 25 años, consiguieron así oficializar una unión que hasta ese momento no se había visto reconocida por las autoridades.
“Fue un momento de orgullo para nosotros, fuimos reconocidos por el Gobierno como ciudadanos con los mismos derechos que cualquier otra persona”, dijo Pandey a EFE, quien también subrayó el estigma al que todavía se enfrentan las personas de la comunidad LGTB en el país.
Dipti Shrestha y Suprita Gurung, ambas mujeres y de 33 años, se convirtieron el pasado febrero en la primera pareja de lesbianas del Sur de Asia en registrar oficialmente su matrimonio, tras conocerse en 2019 a través de las redes sociales y casarse en 2020.
Ambas viven juntas desde hace dos años, lo que según Shrestha no siempre ha sido fácil.
“La sociedad no veía con buenos ojos la idea de que dos mujeres vivan juntas”, explicó, antes de indicar que el reconocimiento oficial del matrimonio les ha permitido vivir en paz.