• 23/11/2024
Turismo masivo en las costas

Turismo masivo en las costas

CIUDAD DE MÉXICO.- En la temporada alta del turismo de sol y playa, los municipios costeros están llenos hasta la bandera; encontrar un sitio para comer o cenar sin reserva puede llevarte tiempo y lograr un sitio en la playa para poner tu sombrilla casi una odisea. A casi todos les gusta este tipo de destinos por su clima, sus encantos, etc. Pero, si tanto gusta, ¿por qué en el resto del año las zonas costeras parecen casi pueblos fantasmas? ¿Por qué los comercios se tienen que ver obligados a cerrar durante una temporada? ¿Hay alguna posibilidad de darle la vuelta a esta situación?

Según un estudio de Appinio sobre cómo perciben el turismo de masas los españoles y los problemas que acarrean, sobre todo en aquellas zonas costeras, el 43% de los encuestados cree que el «turismo masivo» se ha convertido en un problema en España, un porcentaje que es algo más elevado entre los habitantes que viven en las zonas costeras (47%). Por otro lado, los españoles que residen en municipios de montaña (41%) o de interior (40%) parecen estar algo menos preocupados.

El turismo masivo se podría definir como el tipo de turismo que se caracteriza por aglomerar cierto número de turistas en los mismos sitios. Siempre ha existido una época de mayor pico de turistas en un lugar concentrados, que suele ser agosto, y precisamente ahí está uno de los problemas para Cristina Cabañas, presidenta de Guitart Hotels: «el problema está en la concentración de las vacaciones de verano en toda Europa y ello obliga a que si o sí exista esta masificación. Si estuvieran repartidas entre junio y septiembre, quizás la concentración no se daría de la misma manera».

Sin embargo, otro factor que juega un papel muy importante en el turismo masivo es que a raíz de la proliferación de la oferta ilegal de alquiler vacacional, se ha contribuido a esta sensación de «descontrol», ya que tal y como explican desde RIU Hotels, «tradicionalmente, las zonas turísticas han estado bastante bien definidas, con equipamiento y servicios pensados para atender a estos turistas».

Mario Villar, Diputado en las Cortes Valencianas. Portavoz de Turismo y Nuevas Tecnologías, coincide que con el tema de los apartamentos ilegales no se controla el turismo: «El problema está en los que no declaran lo que ganan, que no se sabe que son apartamentos, que la gente los alquila en B. Eso es lo que está produciendo una confrontación con la ciudadanía».

Muchos vecinos de las zonas costeras se quejan del comportamiento del turista que para Mario tiene que ver con que viene más gente, y al final hay más probabilidades de que haya turistas que no sean cívicos. «Hay gente maleducada y gente educada, lo que pasa es que lo malo siempre destaca, por desgracia».

El incivismo es, como decíamos antes, uno de los problemas de este turismo masivo, pero ¿puede que un destino pierda su interés, por muy bonito que sea, debido a las personas no cívicas? Es algo que ya estamos viendo, ya que a la hora de viajar, el 44% de los españoles evita ir a destinos que estén más afectados por este tipo de turismo, es decir, lugares con mucho ruido, deterioro de la naturaleza, comportamiento de turistas inadecuados y donde andar por sus calles resulte hasta difícil.

Desde RIU Hotels creen que para acabar con el consumo de alcohol y drogas en la calle, con los ruidos, peleas y todo tipo de comportamientos incívicos, hace falta «más presencia policial y aplicación de sanciones ejemplares. Así conseguiremos que aquellos que entienden la borrachera como su ideal de diversión no vengan a nuestras costas«, ya que como hoteleros las acciones están limitadas.

RIU Hotels está comprometido con el hecho de acabar con el turismo de excesos y hacer que los turistas disfruten tranquilamente de sus vacaciones: «Nosotros siempre hemos apoyado a las administraciones en sus iniciativas para acabar con el turismo de excesos, aun cuando sus normativas nos hayan obligado a modificar nuestra oferta, como sucedió en Playa de Palma con la limitación del Todo Incluido con la aplicación del Decreto contra el turismo de excesos para la mejora de la calidad en zonas turísticas, de enero de 2020«.

Mario Villar coincide con el tema del refuerzo policial, quien apuesta por un modelo de turismo inteligente, es decir, basar el turismo en datos para anticiparse a lo que vaya a venir: «Si en Benidorm somos 72.000 personas y en Semana Santa llegamos a 250.000, sabes que tienes que reforzar la limpieza, la seguridad, los servicios médicos por si ocurre algo…» Una anticipación que, como él mismo reflexiona con TecnoHotel: «Todo el mundo cabe en las ciudades, pero ¿de qué forma? No sirve el cuanta más gente venga mejor porque si no, al final podemos matar a las gallinas de los huevos de oro».

Respecto a la parte de los alquileres vacacionales, la Asociación de Apartamentos y Viviendas Turísticas de la Comunidad Valenciana (APTURCV), firmó un acuerdo con Room Monitor para poner unos dispositivos inteligentes en los apartamentos que miden el ruido con el objetivo de acabar con las molestias que algunos turistas causan a los vecinos. «Si te pasas del ruido la primera vez, te da un aviso el propio sensor de que te estás pasando. La segunda vez también te vuelve a avisar y a la tercera avisa automáticamente a la policía», explica Villar sobre el funcionamiento.

Y es que, tal y como afirman y reclaman desde RIU, «el empresario en solitario no puede solucionar el problema. Necesitamos inversión pública, inspección para atajar las ofertas ilegales y presencia policial para acabar con el incivismo».

En las temporadas bajas, hay municipios que quedan casi desérticos, restaurantes cerrados, hoteles cerrados… menos actividad y, por lo tanto, pasan del turismo masivo a no tener casi visitantes. ¿Esto es un problema que se podría solucionar conjuntamente entre los establecimientos de restauración y hotelería? ¿Es el gobierno de cada municipio el que tiene que ayudar a solucionar esta problemática? ¿De quién es el problema al final de todo esto?

Lloret de Mar es uno de esos destinos afectados por la estacionalidad. Un lugar donde pasan de tener más de 60.000 plazas alojativas en pleno veranos a no superar el millar en los meses de invierno.

En Guitart Hotels, antes de la pandemia abrían los 12 meses del año, pero «entre el efecto demoledor provocado por la pandemia y el aumento de los costes de producción, ha sido imposible seguir manteniendo el establecimiento abierto esos meses», asegura Cristina Cabañas, quien añade que «lo que no podemos hacer es abrir a pérdidas».

Sin embargo, los hoteles pueden contribuir a ser “islas de experiencias y emociones”, tal y como dice Cabañas, «dónde no sea necesario sufrir» las incomodidades de según qué destinos turísticos.

La especialización de los hoteles en segmentos concretos tiene que ayudar a compensar el poder salir y conocer el destino y compartir con la población local. Por ejemplo, en Lloret de Mar Guitart Hotels tienen un gran resort enfocado a la experiencia del cliente familiar, otro solo para adultos y otro para turismo más juvenil. «Cada uno de ellos encuentra en el establecimiento escogido cómo pasar sus vacaciones de la mejor manera, interactuando con el destino cuando y como quiera».

Así pues, los hoteles de las costas cierran para evitar pérdidas en invierno, lo que hace que los restaurantes cierren por falta de los clientes de los hoteles y consecuentemente muchos de los comercios, entrando así en un ciclo vicioso negativo para el dinamismo y la propia actividad económica del municipio.

Ana Poley, directora general de La Judería de Vejer, lucha desde su establecimiento contra la estacionalidad intentando integrar su alojamiento con la comunidad local. «Mis socios Mario y Joaquín y yo coincidimos plenamente en la importancia de mantener nuestros negocios abiertos durante todo el año, algo que comenzaron a hacer hace seis años, cuando era totalmente inusual en Vejer. Tampoco queremos ser los únicos abiertos, aunque damos una experiencia integral, pero necesitamos que otros negocios también estén abiertos. Esta apertura de todo el año es vital para que Vejer no se perciba como un destino meramente estacional; no es fácil, pero estamos comprometidos con mantener esta dinámica», explica en su entrevista con TecnoHotel.

Otro de los problemas que consecuentes de la estacionalidad es la falta de un equipo estable tanto en los hoteles como en los restaurantes, ya que son contratados por temporadas. «La retención del talento es esencial para nosotros. Al decidir operar todo el año, también optamos por mantener un equipo de calidad permanente, invirtiendo en su formación y bienestar. Creemos en empoderar a nuestros empleados, haciéndolos sentir parte integral de la experiencia que ofrecemos a nuestros clientes, explica Poley.

En RIU Hotels tienen claro que en las zonas cercanas a núcleos urbanos es más sencillo llevar a cabo iniciativas que puedan atraer cierto volumen de visitantes en invierno; también se está apostando por el turismo de deporte como senderismo o ciclismo, así como los eventos y la gastronomía para aumentar la ocupación hotelera y los ingresos de la restauración.

Cristina Cabañas asegura que «los gobiernos municipales solo pueden incidir en la promoción turística del destino en estas temporadas bajas, creando producto e infraestructuras que puedan ser un reclamo para atraer otros tipos de turismo como el senior europeo, deportivo, MICE, académico, etc..»

Y, efectivamente, los gobiernos autonómicos pueden poner medidas. Desde el anterior mandato en el gobierno autonómico de la Comunidad Valenciana, se lanzó el «bono viaje» para los valencianos con el objetivo de redescubrir su propia comunidad y aumentar los ingresos en la temporada baja, lo que incentivó mucho la demanda interna de los valencianos. Una propuesta que ha seguido en marcha a pesar del cambio de partido político y que ha hecho que en las tres ediciones anteriores del programa más de 400.000 personas hayan disfrutado de estas ayudas para viajar por la Comunidad Valenciana fuera de temporada alta.

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