CIUDAD DE MÉXICO.- Un nuevo estudio en el que han participado investigadores de la Universidad de Warwick revela que nuestras preferencias sobre ciertos alimentos no solo tienen un impacto significativo sobre la salud física, sino que también influye sobre nuestra capacidad mental, ya que encontraron que una dieta sana y equilibrada se relaciona con una buena salud cerebral y una función cognitiva y bienestar mental superiores, e incluso con mayores cantidades de materia gris en el cerebro (vinculada con la inteligencia) en comparación con seguir una dieta menos variada.
Los investigadores estudiaron las elecciones dietéticas de 181.990 personas cuyos datos estaban registrados en el Biobanco del Reino Unido, que incluían una variedad de evaluaciones físicas, incluida la función cognitiva, biomarcadores metabólicos sanguíneos, imágenes cerebrales y genética, lo que reveló nuevos conocimientos sobre la relación entre la nutrición y el bienestar general.
Las preferencias alimentarias de cada participante se obtuvieron mediante un cuestionario en línea, que el equipo clasificó en 10 grupos (como alcohol, frutas y carnes). Un tipo de IA llamado aprendizaje automático ayudó a los investigadores a analizar el gran conjunto de datos. Los resultados se han publicado en Nature Mental Health y muestran que una dieta equilibrada se asoció con una mejor salud mental, funciones cognitivas superiores y cantidades aún mayores de materia gris en el cerebro (vinculada con la inteligencia) en comparación con aquellos con una dieta menos variada.
El estudio también destacó la necesidad de modificaciones dietéticas graduales, especialmente indicadas en las personas acostumbradas a alimentos muy sabrosos, pero nutricionalmente deficientes. Al reducir progresivamente la ingesta de azúcar y grasas con el tiempo, las personas pueden inclinarse de forma natural hacia opciones de alimentos más saludables. Los factores genéticos también pueden contribuir a la asociación entre la dieta y la salud del cerebro, creen los científicos, mostrando cómo una combinación de las predisposiciones genéticas y las elecciones de estilo de vida dan forma al bienestar.
El autor principal, el profesor Jianfeng Feng, de la Universidad de Warwick, ha hecho hincapié sobre la importancia de establecer preferencias alimentarias saludables en una etapa temprana de la vida. “Desarrollar una dieta sana y equilibrada desde una edad temprana es crucial para un crecimiento saludable. Para fomentar el desarrollo de una dieta sana y equilibrada, tanto las familias como las escuelas deben ofrecer una amplia gama de comidas nutritivas y cultivar un entorno que apoye su desarrollo físico y salud mental”, ha señalado.
Al abordar las implicaciones más amplias de la investigación, el profesor Feng destacó el papel de las políticas públicas en la promoción de opciones de alimentación saludables accesibles y asequibles. “Dado que las elecciones dietéticas pueden verse influenciadas en función del nivel socioeconómico, es clave garantizar que esto no impida que las personas adopten un perfil dietético saludable y equilibrado”, afirmó. “Implementar políticas alimentarias nutritivas asequibles es esencial para que los gobiernos capaciten al público en general para hacer elecciones dietéticas informadas y más saludables, promoviendo así la salud pública en general”, añade.
“Esta interesante investigación demuestra además que una mala alimentación afecta negativamente no solo a nuestra salud física sino también a nuestra salud mental y cerebral. Este estudio respalda la necesidad de una acción gubernamental urgente para optimizar la salud de nuestros niños, protegiendo a las generaciones futuras. También esperamos que esto proporcione más evidencia que nos motive a todos a tomar mejores decisiones en nuestro estilo de vida, mejorar nuestra salud y reducir el riesgo de desarrollar enfermedades crónicas”, opina el Dr. Richard Pemberton, médico certificado en estilo de vida y médico de cabecera de Hexagon Health, que no participó en el estudio.
“Nuestros hallazgos subrayan las asociaciones entre los patrones dietéticos y la salud cerebral, lo que insta a realizar esfuerzos concertados para promover conciencia nutricional y fomento de hábitos alimentarios más saludables en poblaciones diversas”, concluye el coautor Wei Cheng, de la Universidad de Fudan.