En México, la balanza entre agua natural y bebidas azucaradas continúa inclinándose peligrosamente hacia los refrescos.
De acuerdo con un estudio elaborado por la Secretaría de Salud y el Instituto Nacional de Salud Pública, el 76% de la población consume bebidas endulzadas, mientras que el consumo de agua simple apenas alcanza el 83%.
El problema se agrava al considerar que, según datos de la UNAM, México es el mayor consumidor de refrescos a nivel mundial, con un promedio de 163 litros por persona al año.
La alta disponibilidad y bajo costo de productos ultraprocesados, sumado a la intensa publicidad y el limitado acceso a opciones saludables, están deteriorando la salud de millones de mexicanos desde edades tempranas.
Ante esta situación, fomentar el consumo de agua natural, frutas, verduras y alimentos frescos debe ser una prioridad urgente en hogares, escuelas y políticas públicas, si se quiere detener el avance de enfermedades crónicas como la obesidad, la diabetes y los padecimientos cardiovasculares.