El ex mandatario falleció después de que una lucha contra el cáncer de esófago.
“Me estoy muriendo y el guerrero tiene derecho a su descanso”. Así fue como José Mujica, ex presidente de Uruguay, anunció que no se sometería más a ningún tratamiento tras haber sido diagnosticado con cáncer de esófago.
José Mujica, conocido mundialmente como “el presidente más pobre del mundo”, se convirtió en un símbolo de humildad, coherencia y compromiso social durante y después de su mandato como presidente de Uruguay entre 2010 y 2015. Su estilo de vida, alejado de los lujos y centrado en los valores humanos, lo distinguió del resto de los líderes mundiales.
Mujica, ex guerrillero tupamaro y figura clave en la política uruguaya, decidió vivir en su modesta chacra ubicada en las afueras de Montevideo, en lugar de la residencia presidencial. Donaba cerca del 90% de su salario a organizaciones benéficas y vivía con lo justo: cultivaba su propia comida, manejaba un viejo Volkswagen escarabajo y evitaba protocolos innecesarios.
Su presidencia se caracterizó por un fuerte enfoque en los derechos humanos, la legalización del aborto, el matrimonio igualitario y la regulación del mercado de cannabis. Aunque sus políticas generaron polémica, fueron también vanguardistas y reflejo de su visión social.
Incluso tras dejar la presidencia, Mujica mantuvo su filosofía de vida. Rechazó propuestas internacionales que implicaban lujos, siempre priorizando la ética sobre el poder. Su discurso sincero, muchas veces improvisado pero profundo, sigue siendo referencia para quienes anhelan una política más humana y menos ostentosa.
Hoy, José Mujica continúa siendo una figura respetada a nivel global, no por su riqueza material, sino por la congruencia entre su palabra y sus actos.
