El 13 de marzo de 2013, fue la última vez que se anunció a un nuevo Papa frente al mundo. Ahora, tras la muerte del Papa Francisco, el interés global por el Vaticano se ha disparado.
Películas como Cónclave y Los Dos Papas han visto incrementos en su audiencia de más del 400% en solo días. Hoy, ese interés se traslada a la Capilla Sixtina, donde ha comenzado oficialmente el Cónclave: el evento secreto y solemne donde se elige al nuevo líder de la Iglesia Católica.
Con 133 cardenales electores provenientes de 70 países, este es uno de los cónclaves más diversos y numerosos de la historia reciente. El 81% de ellos participa por primera vez, lo que marca una renovación sin precedentes en la estructura de la Iglesia.
Encerrados sin acceso a teléfonos ni medios, los cardenales votan en secreto. Se requiere una mayoría de dos tercios para elegir al nuevo Papa. Si no hay consenso, las papeletas se queman y el humo negro indica que aún no hay decisión. Pero si el humo es blanco, el mensaje es claro: el mundo tiene un nuevo Papa.
Es así que, a quince días de la muerte de Francisco, comienza un nuevo capítulo en la historia de la Iglesia. Y todos los ojos están puestos en Roma.