JALISCO.- Pobladores de Los Naranjos huyeron de su comunidad en la madrugada del 23 de noviembre, sólo se llevaron lo que traían puesto, ante las amenazas de muerte de El Güero Conta, líder de una célula del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) que controla la región de Tequila y cuenta con la complicidad de autoridades estatales y municipales.
Los habitantes no sólo perdieron el patrimonio que consiguieron a lo largo de varias generaciones. Ahora la célula del CJNG ofrece una recompensa “por quien nos pase cualquier tipo de información”.
En la publicación compartida en Facebook por varias personas la célula delictiva menciona:
“Nosotros siempre hemos RESPETADO a nuestra gente, a nuestro TURISMO y a la sociedad en general. Y lo seguimos haciendo porque nuestra causa es totalmente ajena a los ciudadanos de bien.
“Sin embargo, es importante que sepan que con TODOS los habitantes del RANCHO LOS NARANJOS, así como la FAMILIA SIERRA de esa localidad, el trato será diferente a causa de sus acciones. Y para los habitantes de los ranchos San Pedro de los Landeros y el Medineño ya tenemos conocimiento de que junto con la policía municipal están ayudando a esos Naranjeños.
“Esta será la única Advertencia que haremos, por lo tanto: SORPRENDEMOS AYUDÁNDOLES O PASANDO INFORMACIÓN DE CUALQUIER TIPO A QUIEN SEA, tomaremos acciones o medidas diferentes. ¡Esto con la finalidad de seguir conservando la tranquilidad de nuestro pueblo!
“Nota: Hay RECOMPENSA por quien nos pase cualquier tipo de información sobre las personas ya mencionadas.”
Unas 40 familias de la comunidad, integrada por alrededor de 100 personas con edades que oscilan entre uno y 70 años, cobijadas por la oscuridad de la noche, subieron a sus respectivos vehículos. “Sólo alcanzamos a sacar los papeles a lo rápido”, refiere una de las afectadas.
Otra mujer, quien también pidió omitir su nombre por temor a represalias, considera que corrieron con suerte porque en la fecha en que huyeron “entró gobierno (federal) para el lado de Tequila y alcanzamos nosotros a salir de puro milagro”.
Al cuestionarles por qué la célula los despojó de su comunidad, explican que el sitio se ubica en un “punto privado, está oculto, y lo quieren para seguridad, para esconderse; sólo hay una entrada y una salida. Cuando viene el gobierno (federal), ellos no tienen prácticamente a dónde correr. Además, tienen atemorizada a toda la zona y nada más ahí faltaba”.
Desde hace cinco meses comenzaron a ser amedrentados por la célula del CJNG, al grado de que sin ningún motivo aparente golpeaban a los jóvenes hasta dejarlos casi muertos.
Refieren que la célula está integrada por aproximadamente 20 sujetos comandados por El Güero Conta, un jefe de sicarios identificado como El Maca y los sicarios apodados Los Moños, entre quienes están los hermanos de apellido Pérez Quintero. Se movilizan en siete camionetas y suelen hacerlo mostrando sus armas largas.
También aseguran que los delincuentes presuntamente reciben dinero de un empresario apodado El Pino, quien se hizo rico robando ganado y comprando a punta de pistola agave a punto de cosechar y al precio que él decide, o simplemente no paga.
Sostienen que la célula delictiva es protegida por agentes de la policía municipal y de la estatal, al punto de que las patrullas policiacas circulan por delante para asegurarse de que no tengan problemas en el trayecto.
Como prueba de ello, cámaras de vigilancia captaron el momento en que los delincuentes ya no permitieron que nadie circulara por el poblado Los Naranjos, excepto unas patrullas estatales con los números económicos PR-256 y PR-367.
Además, mencionan que en varias ocasiones les tocó observar que los policías estatales o municipales circulan por delante, “son como halcones”, y una vez que verifican que en la zona no hay federales, los delincuentes de la célula pasan a los pocos minutos.
Las mismas cámaras grabaron cuando los delincuentes se llevaron muebles, electrodomésticos, cuatrimotos, una camioneta y, en una grúa, un tractor que cuesta medio millón de pesos. También se apoderaron de los plantíos de agaves y robaron ganado y otros animales de granja. El despojo ascendería a un aproximado de 4 millones de pesos, sin contar el costo de la tierra, aproximadamente unas 400 hectáreas.
Una persona ajena a la comunidad les informó que las fincas no sólo fueron saqueadas, sino también vandalizadas. La misma suerte corrieron las tres escuelas –preescolar, primaria y secundaria–, al igual que una pequeña capilla.
Las madres de familia preguntaron a las maestras de sus hijos si podrían impartirles clases en línea para que los 30 menores no pierdan el ciclo escolar; la respuesta fue un rotundo no. “Según eso, la supervisora les dijo que no”.
Los desplazados rechazan interponer denuncias por despojo y amenazas ante la Fiscalía de Jalisco, puesto que consideran que también es cómplice de la célula delictiva.
Relata una afectada que hace unos años, cuando desaparecieron unos familiares, acudió a la delegación de la fiscalía a denunciar.
“Me rodearon, había sicarios, eran como 10 personas, y me metieron a un cuarto de la Fiscalía para interrogarme, para saber qué iba a decir. Me mostraron una identificación de mi familiar. Estaba asustada, tenía miedo, me dijeron que estaban muertos… Ya no supimos nada de ellos. Nunca se investigó, no hubo justicia.”
Añade que “ellos tienen el control de todo: en la presidencia, en la Fiscalía, no puede uno hacer nada”.
Otra menciona que han observado que los delincuentes laboran en la presidencia municipal de Tequila, cuyo alcalde es el panista José Alfonso Magallanes Rubio.
Además, refieren que cuando recibieron la amenaza, el 23 de noviembre, llamaron a las bases de la Guardia Nacional que se ubican en Tequila, Ameca y Guadalajara.
“Les dijimos que nos aventaron drones por todos lados, que estábamos bien vigilados, y les estuvimos hable y hable para que vinieran, sobre todo porque queríamos proteger a los niños. A pesar de que están bien cerquita en Tequila, nunca vinieron, aunque les explicamos la situación y les dimos datos”, se quejan.
Ante la indiferencia de la Guardia Nacional, consideran que su única opción es que el gobierno federal los ayude a recuperar sus pertenencias y a recibir justicia.
“Andamos batallando, no tenemos trabajo, ropa, dinero, casa; de la noche a la mañana todo se perdió”, lamenta una denunciante. Otra añade: “Estamos perdidos, estamos amarrados de pies y manos”.
Afirman que ha habido muchas desapariciones en Tequila, pero casi nadie se atreve a denunciar, y cuando lo hacen son amedrentados.
Algunos afectados decidieron huir a Estados Unidos, otros buscaron apoyo de sus familiares en Guadalajara, concluyen.
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