CIUDAD DE MÉXICO.- La alimentación saludable juega un papel crucial en la prevención de enfermedades cardiovasculares, cáncer, demencia y trastornos de salud mental. Entre estas condiciones, resalta la depresión, que ha afectado a 34.8 millones de mexicanos, en un episodio de esta índole, de de acuerdo con el Instituto Nacional de Geografía y Estadística (INEGI).
Según destacan algunas investigaciones, este problema con efectos negativos en el bienestar emocional, podría mitigarse con una dieta saludable. Este enfoque nutricional, conocido como psiquiatría nutricional, resalta la importancia de la calidad de los alimentos en nuestra salud mental y muestra una relación calara respecto a cómo el tipo de alimentación impacta en el estado de ánimo.
Una alimentación rica en frutas, verduras, granos enteros, pescado, aceite de oliva y productos lácteos bajos en grasa, además de baja en carnes rojas y procesadas, granos refinados y dulces, puede disminuir significativamente el riesgo de depresión. La evidencia científica apoya fuertemente la correlación entre la dieta y el riesgo de desarrollar síntomas depresivos, de acuerdo con Harvard Health Publisihing, de la Universidad de Harvard.
Aquellos que siguen una dieta saludable, como la dieta mediterránea, presentan un riesgo considerablemente menor de experimentar síntomas depresivos. En contraste, dietas con alto contenido de carnes procesadas, granos refinados y productos altos en grasa se asocian con un incremento en el riesgo de depresión. Esta investigación sugiere que mejorar la calidad de la dieta podría ser una estrategia efectiva para prevenir trastornos de salud mental.
La psiquiatría nutricional se presenta como un campo de estudio emergente que enfatiza el impacto significativo de la alimentación en la salud mental. En específico, resultan beneficioso el consumo de plantas, granos enteros, semillas, nueces y proteínas magras, y limitando azúcares añadidos, carnes procesadas y grasas animales.
Una alimentación saludable también tienen podría servir como medio complementario para la reducción de síntomas de depresión en adultos jóvenes. Además se ha demostrado que hay disminuciones considerables en los niveles de depresión entre aquellos que siguieron un cambio en su alimentación, comparados con quienes mantuvieron su dieta habitual, de acuerdo con un estudio publicado en la revista Plos One.
La investigación se centró en individuos jóvenes con estados de ánimo bajos, empleó escalas de autoinforme como CESD-R y DASS-21 para medir los efectos de la intervención alimenticia. Este enfoque proporciona una perspectiva prometedora sobre cómo ajustes relativamente menores en la dieta pueden conducir a mejoras significativas en el bienestar emocional sin necesidad de tratamientos tradicionales como la medicación o la terapia psicológica. Los beneficios también se extendían a síntomas asociados como la ansiedad y el estrés.
Esta investigación también destacó la viabilidad de implementar cambios dietéticos entre los jóvenes, a pesar de posibles obstáculos como el costo, la falta de tiempo o energía, y la dependencia de terceros para la preparación de alimentos. Se notó un aumento en el consumo de alimentos recomendados y una disminución en la ingesta de productos procesados entre los participantes del grupo de intervención. Estos hallazgos son coherentes con estudios previos, reforzando la hipótesis de que una dieta saludable puede ofrecer beneficios sustanciales para la salud mental, aparte de sus conocidos efectos positivos sobre la salud física.
De acuerdo con estudios analizados, como los llevados a cabo por Dharmayani et al. y Glabska et al., el consumo de frutas y verduras muestra un potencial en la prevención y manejo de la depresión en jóvenes y adultos. Sin embargo, aún se requiere más investigación para confirmar estos resultados de manera concluyente. Estas investigaciones enfatizan la necesidad de futuras investigaciones basadas en evidencias para establecer una correlación firme entre dieta y salud mental, según los resultados de una revisión publicada en Cureus.
Por otro lado, investigaciones adicionales señalan que ciertos alimentos y patrones dietéticos, como los integrados en la dieta mediterránea, pueden estar relacionados con una menor severidad de síntomas depresivos y de ansiedad. Según estudios de Gibson-Smith et al., un aumento en el consumo de verduras y cereales no refinados se asoció con una disminución en la severidad de la depresión y la ansiedad. A su vez, más allá de la importancia de los alimentos individuales, el efecto acumulativo de nutrientes diversos también aparece vinculado con mejoras significativas en la salud mental.