CIUDAD DE MÉXICO.- La creciente inflación de Argentina amenaza con afectar una fuente clave de ingresos por turismo, mientras los extranjeros que dejaron 3.200 millones de dólares el año pasado en el país optan por otros destinos.
Escenas de sudamericanos que llegaban por aire, tierra y mar para aprovechar el costo de vida barato de Argentina en los últimos años se han revertido en parte desde que el presidente Javier Milei asumió el cargo en diciembre. Ahora los argentinos hacen fila para cruzar la frontera a Chile mientras el gasto de consumo cae en casa. La inflación anual se aceleró al 288 por ciento en marzo, frente al 104 por ciento hace un año.
Las reservas de viajes de Uruguay a Argentina comenzaron a caer en enero y ahora son un 50 por ciento más bajas que hace un año, dijo Gonzalo Rodríguez, quien dirige la agencia de viajes Carrasco Viajes en Montevideo.
Rodríguez dice que la disminución es influenciada por la devaluación monetaria del 54 por ciento ejecutada por Milei y la menor diferencia entre el tipo de cambio oficial y el paralelo, un factor que hizo que Argentina fuera muy asequible para los extranjeros, pero aisló a la economía y al Gobierno anterior.
Indicó igualmente que se convierte en un destino menos atractivo por una brecha casi inexistente entre los tipos de cambio oficiales y paralelos, y el notorio aumento de los precios. Argentina empieza a tener precios como Brasil, Chile y otros destinos alternativos de la región.
En los últimos años, Argentina se había vuelto popular entre nómadas digitales, rusos que escapaban de la guerra y turistas comunes y corrientes de países vecinos que iban a hacer mercado, lo que obligaba a algunos supermercados a fijar límites de compra después de que se vaciaran los estantes. Por ejemplo, los visitantes de Uruguay, un país de 3,4 millones de habitantes, gastaron alrededor de 1.200 millones de dólarez en Argentina el año pasado.
Pero desde que Milei abandonó los controles de precios y devaluó la moneda, muchos bienes en Argentina, medidos en dólares estadounidenses, han registrado aumentos de precios tan pronunciados que ya no son una ganga para los extranjeros.
Una canasta de 60 productos básicos cuesta un 33 por ciento menos en la ciudad fronteriza argentina de Concordia, que en la vecina zona metropolitana uruguaya de Salto, frente al 64 por ciento en septiembre pasado, según una encuesta de la Universidad Católica de Uruguay.
Un menor gasto de los visitantes extranjeros podría ampliar un déficit de servicios turísticos que superó los 1.200 millones de dólares el año pasado debido a la inclinación de los argentinos ricos por los viajes internacionales que compensa todo el turismo entrante. Cada dólar cuenta mientras la Administración de Milei reconstruye las agotadas reservas de divisas del banco central para estabilizar la economía y acelerar el flujo de importaciones muy necesarias.
Las ventas de viajes a Argentina, especialmente viajes más cortos a Buenos Aires, han caído hasta un 20 por ciento respecto al año anterior en Cisplatina Turismo, con sede en Montevideo, dijo la directora ejecutiva, Laura Leiza.
Leiza comenta que aún es más barato cenar en Buenos Aires que en Montevideo, pero si Argentina empieza a encarecerse, competirá con el clima y las playas de Brasil.
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