CIUDAD DE MÉXICO.- Dormir es esencial para vivir. El sueño potencia la mente, restaura el cuerpo y fortalece prácticamente todos los sistemas del organismo. Un estudio reciente indica que dormir menos de cinco horas puede afectar al sistema inmunitario y aumentar el riesgo de desarrollar enfermedades crónicas, como patologías cardíacas, cáncer o diabetes.
Los médicos coinciden en que la cantidad óptima de sueño nocturno para la mayoría de los adultos es de siete a ocho horas pero los ritmos de vida actuales o la exposición a distintos tipos de iluminación como el de las pantallas de los móviles pueden alterar el sueño. David Baeza Moyano, profesor de Óptica de la Universidad CEU San Pablo explica que «las consecuencias de recibir luz de manera inadecuada diariamente pueden dar lugar a la cronodisrupción o alteración de nuestros ciclos circadianos.
Uno de los efectos negativos es consecuencia de este desequilibrio: la alteración o pérdida de calidad del sueño».
El profesor Baeza propone cuatro reglas básicas para regular la forma de dormir a la luz que nos rodea.
1.- Usar una iluminación con la menor proporción de luz azul e intensidad posible a partir de una o dos horas antes de acostarnos.
2.- Intentar retirarnos a descansar lo más cerca del momento en que se pone el sol.
3.- Recibir durante la noche la menor cantidad de luz sea cual sea, si es posible.
4- Al levantarnos, intentar recibir la mayor cantidad de luz. Y si es natural, mejor.
El experto afirma que es muy probable que, tras varios días de llevar a cabo esta rutina, «descansamos mejor, no nos ponemos nerviosos si nos despertamos a las 3 o las 4 de la mañana, esperamos pacientemente a que nos vuelva el sueño y nos sentimos con más energía e ilusión por las mañanas. Ah, y no necesitamos tomar nada para dormir», concluye David Baeza Moyano.