CIUDAD DE MÉXICO.- Lizzo enfrenta una demanda de tres bailarinas de su gira que afirman que fueron objeto de acoso sexual y un ambiente de trabajo hostil, incluyendo presión para tocar a bailarinas desnudas durante un show de sexo en vivo.
En una denuncia presentada el martes en una corte de Los Ángeles, Arianna Davis, Crystal Williams y Noelle Rodriguez acusan a Lizzo (cuyo verdadero nombre es Melissa Jefferson) y su Big Grrrl Big Touring Inc. de una amplia gama de irregularidades legales, entre ellas discriminación racial y religiosa.
En una acusación particularmente vívida, la demanda afirma que Lizzo presionó a sus bailarinas para que asistieran a un espectáculo sexual en el famoso Barrio Rojo de Ámsterdam y luego las presionó para que se involucraran con las intérpretes del show.
“Lizzo comenzó a invitar a miembros del elenco a turnarse para tocar a las artistas desnudas, atrapar dildos lanzados desde las vaginas de las artistas y comer plátanos que sobresalían de las vaginas de las artistas”, afirma la demanda. “Lizzo luego centró su atención en la señorita Davis y comenzó a presionar a la señorita Davis para que tocara los senos de una de las mujeres desnudas que actuaban en el club”.
Después de que la propia Lizzo lideró un coro que “incitaba” a Davis a tocar a la artista, dice la demanda, Davis finalmente “consintió en un intento de poner fin a los coros”.
La demanda también afirma que Shirlene Quigley, la capitana del equipo de baile de Lizzo, impuso sus creencias religiosas a las demandantes y realizó repetidas acciones que las incomodaron, como comentar sobre la virginidad sexual de ellas y simular sexo oral con un plátano frente a ellas.
Representantes de Lizzo y Quigley (nombradas en la querella como codemandadas) no respondieron de inmediato una solicitud de declaraciones el martes.
La demanda también afirma que Lizzo “llamó la atención” sobre el aumento de peso de una bailarina tras una actuación en South by Southwest, una acusación particularmente cargada contra una artista que ha hecho de la positividad corporal un aspecto central de su marca personal. La demanda dice que Lizzo y otros miembros del personal “nunca lo declararon explícitamente”, pero insinuaron que Davis “necesitaba explicar su aumento de peso y revelar detalles personales íntimos sobre su vida para mantener su trabajo”.
En una declaración a Billboard, el abogado de las bailarinas, Ron Zambrano, llamó especialmente la atención sobre las acusaciones sobre el aumento de peso: “La naturaleza asombrosa de cómo Lizzo y su equipo de management trataban a sus artistas parece ir en contra de todo lo que Lizzo representa públicamente, mientras que en privado ella avergüenza a sus bailarinas por su peso y las degrada de maneras que no solo son ilegales sino absolutamente desmoralizantes”.
Otros alegatos clave en la demanda:
Rodríguez dice que Quigley, la capitana del grupo de baile, la “señaló en particular” como “no creyente” y la sometió a “predicación” incluso después de que ella solicitó específicamente que Quigley “se abstuviera de inculcarle sus creencias religiosas”, que incluyeron presionarla para participar en las oraciones del grupo.
Williams y Davis afirman que los choferes de los autobuses de gira tocaron canciones sexualmente explícitas e hicieron comentarios que hicieron que las bailarinas se sintieran “increíblemente incómodas y temieran por su seguridad”, incluida una declaración cargada de contenido sexual de un conductor luego que una bailarina lo rozó accidentalmente. Pero dicen que los superiores “no hicieron nada para que las bailarinas se sintieran más seguras” después de informar lo ocurrido.
La demanda afirma que Big Grrrl Big Touring “trató a las integrantes negras del grupo de baile de manera diferente a otras integrantes”, incluso acusó a las bailarines negras de “ser flojas, poco profesionales y tener malas actitudes”, mientras que “ninguna de estas mismas acusaciones se hizo contra bailarinas que no son negras”.
Lizzo supuestamente sometió al equipo de baile a una “nueva audición insoportable” en abril después de hacer repetidas acusaciones infundadas de que las bailarinas habían estado “bebiendo alcohol antes de los shows”. Davis afirma que la terrible experiencia no incluyó descansos para ir al baño durante horas: “Tenía miedo de que si abandonaba el escenario en cualquier momento durante la audición, la despedirían [y] eventualmente perdió el control de su vejiga”.
La demanda cita otros presuntos arrebatos de Lizzo, incluido uno en el que despidió a Davis “en el acto” después de grabar en privado una reunión. Después de que Rodríguez se quejó de esa interacción y dijo que renunciaría, dice que Lizzo “se acercó agresivamente” a ella con los puños cerrados. “La señorita Rodríguez temió que Lizzo pretendía golpearla y lo hubiera hecho si una de las otras bailarinas no hubiera intervenido”.