MICHOACÁN.- El huachicoleo del agua también impacta a la presa El Bosque, la segunda más importante del Sistema Cutzamala, por la instalación ilegal de más de dos mil tubos que succionan el recurso para el riego de huertas de guayaba, chayote y aguacate.
Las tomas clandestinas se ubican dentro de los canales de la cuenca del río San Juan Zitácuaro, desde Jungapeo, Armadillos y Timbineo, hasta llegar al embalse, lo que agrava la emergencia por la sequía.
Yo le calculo más de dos mil tomas y de varios calibres, no nada más de media pulgada”, denunció Pedro Mondragón López, titular de la Secretaría de Agronomía y Medio Ambiente del municipio de Zitácuaro.
Es el huachicoleo, pero ya hasta cierto punto, ante los ojos de la Conagua, porque ni modo que Conagua no sepa, Conagua no puede venir conmigo o con el presidente municipal a reclamarnos: oye estás dejando secar mi presa, cuando a ellos les toca cuidar esto como autoridad”, detalló.
El funcionario municipal adelantó que acudirá junto con un comité conformado por usuarios y organizaciones de la sociedad civil a Morelia, para solicitar a la Comisión Nacional del Agua (Conagua) atienda esta situación y ponga un alto a estos popotes que chupan el agua de la presa El Bosque.
La sequía se ensaña con presa El Bosque
La presa El Bosque, ubicada al oeste del estado de Michoacán, ocupa el segundo lugar entre los tres grandes tinacos de almacenamiento que abastecen de agua al Sistema Cutzamala, desde donde se bombea el 25 por ciento del suministro que requiere el Valle de México.
En sus mejores tiempos, el embalse que pertenece a la cuenca del río San Juan Zitácuaro, tenía una profundidad de 120 metros, hoy alcanza apenas 70 metros.
Actualmente, la presa El Bosque cuenta con tan sólo 29.10% de llenado, tras enfrentar la peor sequía de la historia en la región.
El agua escurre de todas las montañas que están alrededor del embalse, una parte va a las actividades agrícolas y la otra, que es la más importante, se integra a la operación del Sistema Cutzamala”, explicó Ysmael Venegas Pérez, coordinador del Programa Bosque y Agua de Alternare A.C.
Con un vuelo de dron, se observa cómo se ha encogido dramáticamente el espejo de agua, luego de que en abril, el grueso de la extracción se trasladó a El Bosque ante el declive en las presas Villa Victoria y Valle de Bravo.
La presa El Bosque es la que tenía más agua hace dos meses, alrededor de 60%, y ante los bajos niveles en Villa Victoria y Valle de Bravo, tuvo que alimentar durante este tiempo al Sistema Cutzamala”, recordó el también agroecólogo.
Las actividades económicas más importantes en las inmediaciones de la presa El Bosque son el cultivo de guayaba y maíz, así como la pesca de mojarra, carpa y charal.
Debido a la intensa sequía, que se prolongó en Zitácuaro, durante los últimos dos años, los productores reportan una caída de hasta 50% en sus ingresos.
Ante la escasez de lluvias, los agricultores del Ejido Lindavista estuvieron a punto de declarar la pérdida total de 30 mil árboles de guayaba, pero afortunadamente las precipitaciones que trajo la tormenta tropical Alberto, salvaron sus cultivos de último momento.
Ya habíamos acordado con algunos compañeros que si en 20 días no llovía, íbamos a declarar pérdida total en los árboles de los guayabos, porque ya estaban bien secos; había huertas que tenían dos meses sin regar”, reveló el comisariado ejidal José Luis Zarza Padilla.
Aun así con el agua que cayó en los últimos días, el también agricultor Juan Prado Vieyra, adelantó que las huertas que antes daban 20 toneladas de guayaba, ahora con trabajos producirán 10 toneladas.
Lamentó que en los últimos años, el ciclo de lluvias que normalmente era de seis meses, se acortó a sólo dos meses, y el agua que aprovechan del manantial del ejido, y que dejan correr hasta el vaso de la presa, ya no es suficiente, por lo que requieren financiamiento para instalar sistemas de riego.
Estamos al borde de la quiebra, porque el agua ya no nos alcanza”, precisó.
A la orilla del embalse, donde va retrocediendo cada vez más el agua, encontramos a Víctor Hugo Garduño López, pescador con 49 años de experiencia, que nunca había enfrentado una situación tan crítica.
Con lo poco que gana por la venta del pescado, 15 pesos el kilogramo, Víctor Hugo, vecino del Ejido La Encarnación, saca adelante a su familia, en espera de que caigan las lluvias y la presa El Bosque se recupere, porque por el momento, ni siquiera se puede emplear como peón, porque todos los cultivos están sufriendo lo mismo.