WASHINGTON , D.C. — A partir de este miércoles, entró en vigor el aumento de aranceles del 25% al 50% sobre las importaciones de acero y aluminio a Estados Unidos, medida decretada por el presidente Donald Trump. Esta acción afecta a todos los países exportadores, con excepción del Reino Unido, y tiene un impacto significativo en México, que se posiciona como el tercer proveedor de acero al mercado estadounidense, después de Canadá y Brasil.
El gobierno estadounidense justifica esta decisión como una estrategia para proteger su industria nacional y garantizar la seguridad nacional, argumentando que los aranceles previos no han sido suficientes para lograr una utilización adecuada de la capacidad productiva en estos sectores.
En respuesta, el secretario de Economía de México, Marcelo Ebrard, calificó la medida como “injusta e insostenible” y anunció que buscará negociar una exención similar a la otorgada al Reino Unido. Se estima que esta política pone en riesgo más de 20,000 millones de dólares en exportaciones mexicanas y podría afectar a aproximadamente 380,000 empleos en sectores clave como la industria automotriz, la construcción y la electrónica.
Este incremento arancelario se suma a una serie de medidas proteccionistas implementadas por la administración Trump desde su regreso a la presidencia en enero, las cuales han generado tensiones con socios comerciales y han desencadenado negociaciones en diversos frentes internacionales.
La comunidad internacional observa con preocupación el desarrollo de esta política comercial, anticipando posibles represalias y un impacto negativo en las cadenas de suministro globales.