CIUDAD DE MÉXICO.- Seguramente has escuchado la creencia popular de que el consumo de sandía, una fruta aparentemente inofensiva, puede tener efectos perjudiciales para la salud, especialmente si se consume de noche o estando crudo.
Sin embargo, es crucial aclarar que estas afirmaciones carecen en su mayoría de fundamentos médicos y científicos. A continuación, te proporcionamos información sobre los beneficios y riesgos de ingerir este popular alimento.
No hay evidencia científica que respalde la idea de que consumir sandía durante la noche cause malestar en la salud; sin embargo, debido a su alto contenido de agua, esta fruta actúa como un efecto diurético natural, lo que podría generar que tengas que levantarte a orinar durante las noches.
Según una publicación de Bupa, una red internacional de médicos privados, en contraposición a la falsa creencia popular, la sandía facilita la eliminación de líquidos, siendo beneficioso para reducir la hinchazón cuando se consume con moderación por la noche. No obstante, es esencial señalar que el exceso de esta fruta podría desencadenar indigestión.
Al considerar que gran parte de la sandía es agua, la creencia infundada de que su consumo nocturno pueda causar daño carece de fundamentos. Además, es relevante recordar que se recomienda optar por cenas más ligeras para favorecer una mejor digestión y calidad de sueño, consejo que aplica a cualquier alimento.
Existe una creencia arraigada acerca del consumo de sandía después de haber ingerido bebidas alcohólicas, la cual afirma que consumirla podría llevar hasta la muerte.
Este concepto ha sido transmitido de generación en generación, basándose en la idea de que la sandía, al ser muy fría, podría causar daños graves al estómago calentado por el alcohol. Se argumenta que este choque de temperaturas podría ocasionar problemas graves.
No obstante, se ha comprobado que la temperatura no guarda relación con la resaca, ya que de ser así, tampoco se podría consumir cerveza fría, un remedio considerado infalible para aliviar la cruda.
Lo cierto es que ingerir frutas después de una fuerte ingesta de alcohol podría ayudar en la recuperación. En particular, la sandía, al ser una fruta rica en L-citrulina, un nutriente que puede aumentar el flujo sanguíneo, podría contribuir a disminuir el dolor de cabeza asociado a la resaca. Además, su alto contenido de agua puede facilitar la rehidratación.
Según la información proporcionada por el Centro para el Control y Prevención de Enfermedades de Estados Unidos, la compra y el consumo de sandía, o cualquier otra fruta picada, podrían representar un riesgo para la salud de muchas personas. Esto se debe a que, una vez cortada, la fruta se vuelve más propensa a la transmisión de bacterias.
La Consejería de Sanidad de la Comunidad de Madrid respalda esta preocupación, señalando que la sandía es una de las frutas más consumidas después de ser cortada, lo que incrementa el riesgo de intoxicación.
Este organismo aconseja adquirir fruta picada únicamente en establecimientos con medidas sanitarias y sistemas de refrigeración. Además, hace un llamado a las mujeres embarazadas, niños, adultos mayores y personas con sistemas inmunológicos deprimidos a evitar la compra de fruta picada.
La nutrióloga Beatriz Robles, autora del libro “Come seguro comiendo de todo”, reafirma estas recomendaciones, advirtiendo que la fruta cortada puede albergar bacterias que podrían provocar enfermedades como listeriosis o salmonelosis.
Explica que las bacterias pueden encontrarse en insectos que se posan sobre la fruta, en el entorno, en superficies y herramientas, o incluso en las personas que manipulan la fruta.
Para evitar estos riesgos, la nutrióloga sugiere comprar la fruta entera, llevarla a casa para lavarla y luego cortarla sobre una superficie limpia, garantizando así un consumo seguro de esta deliciosa fruta de temporada.
Científicos del Servicio de Investigación Agrícola de Estados Unidos identificaron más de mil 500 pequeñas moléculas con diversos caracteres químicos en la sandía. Estas moléculas, conocidas como fitoquímicos, desempeñan un papel crucial al aumentar la ingesta de antioxidantes, aminoácidos no proteicos y licopeno, contribuyendo así a mejorar la salud de manera general.
La sandía, rica en antioxidantes, vitaminas A y C, está compuesta en un 91 por ciento de agua y un 7.5 por ciento de carbohidratos. Esta composición la convierte en una opción refrescante al consumirla y ayuda a mantener los niveles de hidratación.
Adicionalmente, una investigación llevada a cabo por la Clínica de Cleveland resalta que el consumo de sandía puede contribuir significativamente a la hidratación debido a su alto contenido de agua. Además, promueve mantener un peso saludable y disfrutar de un alimento dulce sin aportar calorías adicionales.
Los estudios también revelaron que los elevados niveles de vitamina A y C presentes en la sandía benefician la salud ocular, fortalecen el sistema inmune y favorecen el proceso digestivo cuando se consume con moderación.
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