A pesar de los esfuerzos internacionales, la esperada reunión trilateral entre Estados Unidos, Ucrania y Rusia, programada para el 23 de abril en Londres con el objetivo de avanzar hacia un acuerdo de paz, fue cancelada por desacuerdos profundos entre las partes involucradas.
Discrepancias insalvables
De acuerdo con fuentes diplomáticas, el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, rechazó la propuesta del presidente estadounidense, Donald Trump, que planteaba reconocer la soberanía rusa sobre Crimea y otras regiones ocupadas. Zelenski argumentó que ceder estos territorios violaría la Constitución ucraniana.
Por su parte, Trump calificó la negativa como un obstáculo serio para alcanzar la paz y expresó su frustración a través de su red social Truth Social.
Escalada del conflicto
En paralelo al estancamiento diplomático, el conflicto armado se intensificó. La madrugada del 24 de abril, Rusia lanzó un ataque con más de 200 drones y misiles sobre Kiev, causando al menos nueve muertos y más de 70 heridos, entre ellos niños y una mujer embarazada. Se trata del ataque más letal en la capital ucraniana desde el verano pasado.
Ante este panorama, el presidente Zelenski, de visita en Sudáfrica, condenó el bombardeo y llamó a reforzar el apoyo internacional en defensa aérea y esfuerzos diplomáticos.
Perspectivas inciertas
Como resultado de la cancelación, las posibilidades de una salida pacífica al conflicto se debilitan. Mientras Estados Unidos promueve un acuerdo con concesiones territoriales, Kiev insiste en la restauración total de su soberanía y la retirada de tropas rusas.
En este sentido, la comunidad internacional mantiene la alerta ante la falta de avances en la mesa de diálogo y el riesgo creciente de una escalada mayor.
