ESTADOS UNIDOS.- La alimentación saludable es un factor indispensable para tener una salud cerebral en óptimas condiciones. Este importante órgano se encarga de regular y coordinar lo se hace, contiene los pensamientos, emociones y es el responsable del comportamiento. De acuerdo con los expertos, anatómicamente se puede dividir en: diencéfalo, el cual se encuentra en el centro del cerebro, el cerebelo y tallo cerebral.
Del mismo modo, en los dos hemisferios cerebrales se encuentran las estructuras que permiten comprender lo que se ve y se oye; está la memoria, el pensamiento y el lenguaje, entre otras. Respecto al diencéfalo, contiene estructuras especiales que coordinan funciones inconscientes que permiten el ciclo sueño–vigilia, el apetito, el despertar y otras acciones que mantienen en equilibrio nuestro cuerpo.
Las semillas son muy saludables para el organismo y la de linaza aporta una larga lista de propiedades.
¿Qué alimentos necesita el cerebro para mejorar la memoria y la concentración?
En cuanto a cerebelo, es el que permite coordinar los movimientos y en el tallo cerebral, están los centros que regulan las funciones vitales como la respiración, la presión arterial, además de los núcleos de los nervios craneales y las conexiones de la corteza cerebral con el cuerpo.
De este modo, el cerebro es un órgano vital para el organismo, por lo que requiere de cuidados especiales que van desde una alimentación saludable hasta buenos hábitos de vida como el ejercicio físico, los ejercicios mentales, entre otros. Frente a esto, el portal web Urgencias 24 destaca la importancia de consumir frutas ricas en vitaminas y minerales para potencializar la salud del cerebro y mantenerlo joven sin importar el pasar de los años. Una de ellas es la naranja, que es una de las frutas más saludables del mundo por ser rica en nutrientes esenciales para el cuerpo y la mente.
La evolución del tamaño del cerebro ha sido un punto de referencia para conocer la capacidad cognitiva de los antepasados.
Según datos del Departamento de Agricultura de Estados Unidos, por cada 100 gramos de naranja hay: 52 calorías, 86.7 gramos de agua, 0,91 gramos de proteína, 11,8 gramos de carbohidratos, 8,7 gramos de azúcar, 2 gramos de fibra, 59,1 miligramos de vitamina C, 43 miligramos de calcio, entre otros nutrientes importantes para el correcto funcionamiento del cerebro.
Varios estudios han comprobado que consumir este alimento a diario ayuda a aumentar el estado de alerta, mejorar la concentración, proteger la memoria y mantener el cerebro joven. De hecho, una investigación que llevó a cabo por la Universidad de Harvard, evaluaron el vínculo entre los flavonoides dietéticos a largo plazo y la salud del cerebelo. Como resultado, evidenciaron que los flavonoides, que son compuestos naturales reconocidos por sus propiedades antioxidantes, lograron tener un efecto con el que se puede ayudar a prevenir el deterioro del cerebro con el paso de los años.
¿Cómo ayuda la naranja al cerebro?
De acuerdo con el portal en mención, los investigadores de Harvard descubrieron que los alimentos ricos en flavonoides ayudan a reducir el deterioro cognitivo, una patología que comprende alteraciones en ciertas habilidades del cerebro, como el pensamiento, el aprendizaje, la memoria, el juicio y la toma de decisiones.
Entre otras causas de la pérdida de la memoria se encuentran Insuficiencia de oxígeno al cerebro cuando el corazón o la respiración se detienen durante demasiado tiempo, infección cerebral grave o infección alrededor del cerebro, una cirugía mayor o una grave enfermedad e incluso cirugía de cerebro.
Las aceitunas ayudan a controlar el colesterol y en los casos de anemia.
El superalimento que disminuye el colesterol, protege el cerebro y combate la anemia.
“Específicamente, el estudio mostró que los adultos que comieron las mayores cantidades de alimentos ricos en flavonoides (un promedio de 600 miligramos por día) tuvieron una reducción del 20 % en el riesgo de deterioro cognitivo”.
De otro lado, hallaron que los alimentos con antocianinas, como los arándanos, reducen el riesgo de deterioro cognitivo en un 24%.