ESTADOS UNIDOS.- El intercambio comercial entre Estados Unidos y China, que el año pasado alcanzó los 660.000 millones de dólares, se ha visto pausado desde que el presidenteDonald Trump impuso al gigante asiático aranceles combinados de 145%, y China respondió elevando a 125% el gravamen a las importaciones estadounidenses, una disputa que amenaza con afectar la economía mundial.
El encuentro ha estado precedido por la aparente disposición de Trump de dar marcha atrás a su escalada comercial, luego de que en la red social Truth sugiriera reducir el impuesto a los productos chinos a 80%.
“¡80% de aranceles a China parece correcto! Depende de Scott B.”, escribió, en referencia al secretario del Tesoro y encargado de llevar adelante las conversaciones en Ginebra. No hubo respuesta por parte de Beijing a su publicación.
Trump ha pausado de momento por 90 días las agresivas tarifas aduaneras anunciadas el llamado Día de la Liberación, el 2 de abril, en contra de los países con los que Estados Unidos mantiene déficit comercial, pero el conflicto con China no ha tenido tregua.
El 8 de mayo llegó a un acuerdo con Reino Unido para reducir los aranceles generales de 25% impuestos a automóviles, acero y aluminio, que ahora pasarán a 10% en volúmenes específicos de importaciones británicas de estos bienes, aunque el gravamen del 10% a las ventas generales desde ese país se mantiene.
La tensión con China no es nueva, pues en su primer mandato ya Trump se había quejado de algunas prácticas comerciales en materia tecnológica por parte de Beijing, pero la retoma del conflicto ha sido tan violenta que ha hecho temer por un impacto a la economía global.
¿Qué espera Washington del encuentro en Ginebra?
Desde que la guerra comercial se inició, China no ha dado muestras de estar dispuesta a dar pasos para desescalar el conflicto. Al contrario, ha respondido con aranceles agresivos a cada nueva imposición de tarifas de Trump.
El 9 de mayo la portavoz de la Casa Blanca, Karoline Leavitt, informó que el presidente espera “ver concesiones de su parte también”, mientras que Trump matizó durante una firma de órdenes ejecutivas en el Despacho Oval, al mostrar su confianza en que se alcanzará “un acuerdo justo para ambos”.
“Solo quiero que a China le vaya muy bien. Soy muy amigo del presidente Xi (Jinping) y le tengo un gran respeto a él y a China”, aseguró el mandatario estadounidense, que volvió a achacar la culpa de la situación a las políticas de su predecesor Joe Biden: “Una de las cosas que hizo fue que el comercio era muy malo y desequilibrado”.
El déficit comercial de Estados Unidos con respecto a China alcanzó los 263.000 millones de dólares el año pasado.
El conflicto ha causado pérdidas reiteradas en el mercado de valores estadounidense, que continuaron la semana que terminó el 9 de mayo, con retroceso en los tres indicadores fundamentales: Dow Jones (0,2%), S&P 500 (0,5%) y Nasdaq (0,3%).
Además, ha ocasionado un enfrentamiento entre Trump y el jefe de la Reserva Federal Jerome Powell, quien ha expresado sus temores de que los aranceles impacten negativamente en la inflación, el crecimiento económico y la generación de empleos, y ha tenido que defender la independencia de su despacho del hostigamiento del mandatario.
Suiza también está en la mira
La visita del secretario Bessent a Ginebra también servirá para que él y el representante comercial de Estados Unidos, Jamieson Greer, conversen sobre aranceles con la presidenta suiza, Karin Keller-Sutter.
La nación helvética enfrenta la perspectiva de un gravamen de 31%, superior al 20% que Trump impuso a todos bienes procedentes de la Unión Europea. El arancel fue reducido luego a 10%, opero la tarifa original podría volver a entrar en vigencia el 14 de mayo.
Estados Unidos es el segundo mayor socio comercial de Suiza, después de la Unión Europea, y las medidas impactan en mercados sensibles como el del chocolate, el queso y los relojes.
Berna ha evitado de momento responder con contramedidas a la ofensiva comercial de Washington, en resguardo de un intercambio que se ha cuadruplicado en los últimos 20 años.
“Un aumento de las tensiones comerciales no está en los intereses de Suiza. Las contramedidas contra los aumentos de aranceles de Estados Unidos conllevarían costos para la economía suiza, en particular al encarecer las importaciones de Estados Unidos”, indicó el gobierno suizo en un comunicado.