Llevan flores a sus muertos en cementerios de CDMX por Día de Muertos

CIUDAD DE MÉXICO.- El anaranjado del cempasúchil y el aroma del copal inundaron los panteones de la Ciudad de México, en los que decenas de personas se reunieron para recordar y llevar flores a sus difuntos que regresan de visita como lo marca la tradición del Día de Muertos.

A primera hora de la mañana, entre los estrechos pasillos del panteón Civil de Dolores se observó a familias con cubetas, palas y escobas para limpiar las tumbas donde descansan los restos de sus familiares y amigos que se “les adelantaron en el viaje”.

Aunque con poca afluencia y gran cantidad de tumbas olvidadas, incluso con maleza crecida o basura, varias familias acudieron al panteón más grande de la CDMX con ánimo de no olvidar la tradición.

Diego Alejandro, quien fue al panteón junto a su padre y su abuela, contó a EL UNIVERSAL que desde que era pequeño su familia le inculcó visitar a sus difuntos, por ello, le resulta triste encontrarse con tumbas abandonadas y en mal estado.

“Siempre recordarlos, que nunca mueran, mínimo en nuestra memoria, porque de alguna manera son y fueron parte de nuestra familia, entonces tienen un significado muy importante”, dijo.

Carolina Olvera, junto a dos de sus familiares fueron a limpiar y poner cempasúchil en las tumbas de sus seres queridos, entre ellos, sus dos abuelas, una tía y una pequeñita que tenía un año cuando falleció. Aunque su familia acude al panteón cada Día de Muertos, afirma que no es el único día en que les va a llevar flores, pues también van el día de los cumpleaños de sus difuntos y el Día de la Madre.

Con un ramo de flores de terciopelo en mano, Carolina lamenta que cada año “vemos más solo el panteón”, lo que es evidente en las tumbas de los alrededores, que lucen abandonas.

La Rotonda de las Personas Ilustres, lució decorada con flores de cempasúchil, catrinas, calaveras de papel maché y, una que otra cruz de flores de papel en las tumbas.

Este año, al interior del panteón se realizó una ofrenda muy particular, en homenaje a aquellos animales de compañía, que partieron antes que sus dueños.