CIUDAD DE MÉXICO.- La segunda vuelta de Luis Miguel, a la Arena Ciudad de México en un año llenó de un clima alocado a las miles de fanáticas que se dieron cita para verlo cantar, bailar y pasearse de un lado a otro del escenario.
Derrochó encanto con todos los dengues que hizo de principio a fin, incluyendo ese donde descubre su hombro izquierdo y alza la patita. Con una voz tersa, reluciente, energética, cuidada, deja atrás todo el chismerío que envuelve al cantante, y como dictan los cánones: en la pista Luis Miguel se vio impecable.
El artista salió unos minutos después de pasadas las 21 horas, y automáticamente todo fue luminoso en el escenario de la Arena Ciudad de México, en donde ha presentado una decena de conciertos en menos de un año.
En las pantallas se proyectaron retratos del cantante en varias etapas de su vida, lo cual sirvió como preludio de un show que devino el soundtrack de la vida de los 23 mil asistentes que atestaron el recinto de Azcapotzalco.
Luis Miguel salió entonando Será que no me amas, mientras la orquesta marcaba los compases; las fotografías de su rostro cambiaron por imágenes del cosmos para llegar a una órbita / cinturón de planetas gravitando alrededor de un sol increíble.
Comenzó el continuo manojo de canciones imperecederas del cantante popular más famosos de México: Amor, amor, amor, Suave, Culpable o no, Te necesito y Hasta que me olvides, donde la gritadera alcanzó decibeles altísimos.
Te digo que sí es, Flaco. Nada más que se ha cuidado muy bien, le dice un mujer espigada de larguísimo pelo negro a su acompañante que incrédulo pone en duda la autenticidad del cantante. Mientras una chica de concretos rizos rubios le menciona a otra rubia pero de pelo lacio: Los años le han sentado de maravilla. Se ve más maduro y tranquilo, ¿por qué no nos tocará alguien así, amiga?. Mientras otro par de fanáticas apresuran el paso porque “tenemos boletos de segunda fila, después de tantos años ya nos tocaba verlo de cerquita ¿no? Ojalá y sea cierto eso del conecte de chicas y nos inviten al after a nosotras”.
Me volví a enamorar de Luismi. Es el mejor, dijo una señora oteando rápidamente a su acompañante para volver la vista al escenario, mientras su amiga comentaba: Estoy flotando, pero ella no prestó mucha atención a su comentario.
La orquesta marcó el ritmo de Luis Miguel en el estribillo de la canción: No culpes a la noche / No culpes a la playa / No culpes a la lluvia / Será que no me amas, y miles de ellas gritaron: ¡No, no no!. Llegó el momento de la mezcla musical bailable del concierto con lo cual comenzó la gozadera en toda la Arena Ciudad de México donde la audiencia fue contagiada por el baile exaltado de la estrella de la noche. Todos, como pudieron, se pusieron a bailar en sus lugares.
Incluso, Luismi interpeló por momentos a varias secciones del público señalándolos con su índice derecho; por supuesto, todos se pusieron el saco pensando que era para ellos.
Llegaron dos duetos virtuales con Michael Jackson y Frank Sinatra, Smile y Come Fly With Me, respectivamente, muy coreadas por cierto, lo que colocó en modo demencial al público para que el cantante arremetiera con el mariachi e interpretara Guadalajara, La Bikina y La media vuelta, entre el manojo seleccionado.
Sin bajar del punto alto culminó el concierto de Luis Miguel con Palabra de honor, Te propogo, entre algunos temas ochenteros para cerrar con Cucurrucucú y poner al borde del desatino a la audiencia.
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