CANCÚN.- “Cancún es la cuna de la pederastia”, asevera Isaura Navarrete, maestra jubilada, quien en sus 28 años de experiencia, gran parte de ellos en el Colegio de Bachilleres 1 de esta ciudad, vio cerca de 30 casos de niños o jóvenes abusados sexualmente.
Esta experiencia la canalizó, a modo de denuncia, en una novela “Confesión y perdón para una niña”, escrita desde el punto de vista de una menor de edad, misma que ella se encargó de editar y promover por su propia cuenta.
Entrevistada en el arranque de la Feria del Libro de Invierno de Cancún, efectuada en el centro comercial Urban Center, la escritora señaló que con sus propios medios ha tenido que viajar a distintos eventos para promover su novela, incluido en la Feria Internacional del Libro en Guadalajara, en donde conoció a un representante de la Unesco, quien está interesado en difundir su novela, para elevar conciencia sobre este problema.
“Quienes viven abuso, sufren traumas y secuelas; son situaciones que incluso han llevado a personas al suicidio”, comentó la escritora. “No es fácil, pero debe uno salir adelante y no quedar como víctima”.
Su libro, comentó, es una historia de resiliencia, que surgió en su cabeza durante el tiempo de confinamiento de la pasada pandemia. Como la protagonista es una niña, está escrito en un lenguaje muy simple y dulce, pero en él narra hechos y experiencias que conmueven y generan muchos sentimientos.
El haber conocido de cerca tantos casos de abuso, incluido dos víctimas de la red de Succar Kuri, generaron en ella la necesidad de escribir y denunciar, pues “con los niños, las familia temen a las personas de afuera, pero los peores depredadores los tienen en la misma casa”, comentó.
Isaura Navarrete ha viajado a varios estados para participar en eventos y promover su novela, que la vende además a través de la plataforma digital Amazon, pero es en Cancún donde le interesa que se lea, aunque es donde más problemas ha tenido a la hora de vender.
La docente comentó que ella misma se encargó de costear la impresión de los mil ejemplares de su libro, el que también fue autoeditado, con dibujos de una ex alumna suya y diseño gráfico de familiares. Todo sin apoyo de gobierno.
Ahora está enfocada en la venta de sus libros, cargándolos en cajas de evento en evento, para así poder financiar la impresión de una segunda novela, en la que todavía trabaja