NUEVA YORK.- Desde que era universitario, Brad Jobling luchaba con su peso: cuando tenía unos 30 años pesaba unos 70 kilos (155 libras), pero llegó a tener 100 (220 libras). Estuvo una década contando calorías con el programa WeightWatchers, pero todo el peso que su cuerpo de 1.65 metros (5 pies 5 pulgadas) perdía, en poco tiempo lo volvía ganar.
Hace poco más de un año, el residente de Manhattan de 58 años empezó a tomar un nuevo medicamento para perder peso llamado Wegovy. Ha perdido 13 kilos (30 libras), y ha empezado a comer sano y a hacer ejercicio, hábitos promovidos por muchos planes comerciales de dieta y décadas de consejos médicos sobre formas de perder peso de manera sostenible.
Sin embargo, la experiencia de Jobling también ha cambiado su actitud hacia las dietas. Hoy en día considera la obesidad como una enfermedad que requiere de atención médica y no solo cambios de conducta. De hecho, cree que tendrá que seguir tomando Wegovy por el resto de su vida, aunque ya comer no es algo tan atractivo.
“No sé cómo uno podría mantenerla (la pérdida de peso) sin medicamentos”, dice Jobling. “Obviamente, se trata de tener autocontrol. Pero creo que sería menos difícil mantener buenos hábitos de comer si uno cuenta con esa asistencia”.
Medicamentos nuevos para perder peso, como Wegovy y su predecesor, el remedio antidiabetes Ozempic, están revolucionando las industrias de la salud y los ejercicios en Estados Unidos. Han resultado ser eficaces en eliminar kilos extra más rápido y más fácil que solamente hacer ejercicios y hacer dieta. Su poder transformativo es tal que ha obligado a compañías dietéticas como WeightWatchers y Lean Cuisine a cambiar su imagen.
Aunque algunas celebridades como Oprah Winfrey han promovido los medicamentos, algunos expertos temen que habrá empresas sin experiencia que empezarán a venderlos con instrucciones equivocadas o con terapias no probadas.
Por lo menos 3 millones de prescripciones para la clasificación de medicamentos conocidos como GLP-1 agonists fueron emitidas mensualmente en Estados Unidos en los 12 meses concluidos en marzo, según la compañía biomédica IQVIA. Incluyen el semaglutide, la droga en Ozempic y Wegovy, y el tirzepatide, la droga en Mounjaro y Zepbound. Investigadores de Morgan Stanley estiman que unas 24 millones de personas, un 7% de la población estadounidense, estarán usando sustancias tipo GLPT-1 para el 2035.
Los principales programas dietéticos del mundo han tomado nota de dichas estadísticas y han incorporado los nuevos remedios en sus planes por suscripción.
WeightWatchers, fundada en 1963, adquirió el año pasado al proveedor de telesalud Sequence, lo que le permite a los usuarios obtener recetas para medicamentos de pérdida de peso. WeightWatchers mantiene su enfoque en cambios conductuales para perder peso, pero ha lanzado clínicas virtuales que ofrecen planes personalizados de ejercicio y dieta, además de medicamentos recetados para quienes deseen perder un 20% de su peso.
“El campo de la pérdida de peso estará dominado por el reconocimiento de que la pérdida de peso es un tema médico”, dijo la CEO de WeightWatchers Sima Sistani a analistas hace poco. “Este es un cambio del paradigma, porque la pérdida de peso ha sido — y desafortunadamente con frecuencia sigue siendo – vista como un tema de vanidad personal”.
La Clínica Mayo, que publicó por primera vez un plan para perder peso en un libro en 1949, ha publicado una versión actualizada de su bestseller: “The Mayo Clinic Diet: Weight-Loss Medications Edition” (“La Dieta de la Clínica Mayo: Edición sobre Medicamentos para Perder Peso”).
El programa de la Clínica Mayo también se ha expandido para incluir el acceso a medicamentos dietéticos y consejos para evitar efectos secundarios, según el CEO de Digital Wellness, Scott Penn, cuya compañía desarrolló una plataforma online basada en el programa original.
Los nuevos medicamentos han hecho que tener peso excesivo “se perciba más como una condición médica”, aseveró.
El operador de clubes atléticos de lujo Life Time lanzó el año pasado un programa de membresía que ofrece pruebas médicas completas, entrenamientos personalizados y una amplia gama de terapias, incluso crioterapia. Los miembros del programa Miora también pueden obtener Ozempic y otros medicamentos dietéticos por medio del personal médico de una clínica que abrió en Minneapolis el año pasado.
Jeff Zwiefel, director ejecutivo de Life Time Miora, calificó los nuevos medicamentos de “revolucionarios” para la industria de la salud física.
“Tenemos la oportunidad y la obligación y la responsabilidad de ayudar a la gente a obtener resultados junto con los proveedores médicos y de cerciorarnos de que ese es el camino correcto”, insistió.
Los gimnasios albergan esperanzas de que los medicamentos ayudarán a la gente a perder peso lo suficiente para que pierdan también su timidez de ir a hacer ejercicios. La cadena de gimnasios Equinox lanzó en enero un nuevo programa para quienes usan los medicamentos y quieren preservar o aumentar la musculatura mientras pierden los kilos indeseados.
El mundo de los medicamentos para perder peso también está alterando las ambiciones de las compañías de alimentos. Las ventas de SlimFast, que son batidos o bocadillos dietéticos para reemplazar a las comidas regulares y que se venden en los supermercados, han disminuido a medida que más gente recurre a los medicamentos recetados y las tiendas recortan el espacio para los productos dietéticos, dijo la compañía matriz de esa marca, Glanbia, a inversionistas en febrero.
Debido a que los medicamentos inhiben el apetito de los que los toman, Glanbia y otras compañías están promoviendo sus productos como fuente de nutrientes adecuados para quienes estén tomando GLP-1s. La multinacional suiza Nestle SA cree que puede beneficiarse de la popularidad de los remedios y está expandiendo sus platos congelados Lean Cuisine y batidos proteínicos OPTIFAST.
“Las dietas están de moda nuevamente”, dijo el CEO de Nestle SA Ulf Mark Schneider a analistas en febrero. “Es algo que la gente antes hacía discretamente, a un lado, sin saber cuál sería el resultado”.
Las investigaciones han demostrado que un tercio de las personas pierden 5% o más de su peso solo con dieta y ejercicio, según el doctor Louis Aronne, director del Centro de Pérdida de Peso de la Escuela de Medicina Weill Cornell. Como comparación, la sustancia en la droga antidiabetes Mounjaro ayudó a gente con obesidad o sobrepeso a perder por lo menos un cuarto de su peso cuando estuvo combinada con menos calorías y más ejercicio, dice un nuevo estudio.
Pero algunos expertos temen que las compañías empiecen a promover los medicamentos o a tratar de hacerse pasar como entrenadores personales de salud física. El doctor Cian Wade, un consultor para la compañía de estrategias y administraciones globales Kearney, dijo que está preocupado por la proliferación de clínicas que no tienen tanta experiencia con la obesidad y trastornos médicos relacionados.
“Existe la preocupación potencial de que para algunos pacientes, (las clínicas) no tendrán la experiencia necesaria para poder manejar apropiadamente los efectos secundarios o los problemas relacionados con la nutrición”, expresó.
Debido a que los medicamentos GLP-1 son nuevos, queda la incertidumbre sobre cuántos pacientes seguirán tomándolos ya que para algunas personas los efectos secundarios son intolerables. Además, muchas personas podrían dejar de tomarlos por el costo: Wegovy cuesta mil 300 dólares al mes y Zepbound mil dólares al mes.
Lisa Donahey, de 54 años, una actriz y cantante en Los Ángeles, empezó a tomar Mounjaro bajo instrucción médica hace un año por su diabetes tipo 2. En ese entonces, Donahey, quien tiene 1,7 metros (5 pies 7 pulgadas), pesaba 117 kilos (260 libras) y ya había probado planes como los de Jenny Craig, WeightWatchers y Nutrisystem.
Desde entonces ha bajado a poco menos de 86 kilos (190 libras). Va al gimnasio. Después de muchos años siendo asignada a roles estereotipados como actriz, ahora busca otro tipo de roles. Dice que usó Mounjaro para “tener un empujón inicial”, pero que piensa dejarlo una vez pierda otros 18 kilos (40 libras).
“Me sentía desesperanzada, como que así me iba a quedar y sola no iba a poder cambiar”, comentó. “Ahora que estoy manejando mejor mi peso, y hay una nueva versión de mí, me siento más empoderada, más emocionada, más esperanzada”.