EL VATICANO.- El papa Francisco continúa hospitalizado en el Hospital Universitario Agostino Gemelli de Roma, donde permanece bajo observación médica tras 18 días de internamiento.
De acuerdo con el último parte médico emitido por la Sala de Prensa del Vaticano el 3 de marzo, el pontífice, presenta un estado clínico estable, aunque el pronóstico sigue siendo “reservado”.
El Santo Padre fue ingresado el 14 de febrero debido a una bronquitis con infección polimicrobiana, que posteriormente evolucionó hacia una neumonía bilateral.
A pesar de las leves mejorías observadas en los días anteriores, el 28 de febrero experimentó un episodio de broncoespasmo, lo que generó una evaluación más rigurosa de su condición respiratoria.
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De acuerdo con la información proporcionada por la oficina de prensa del Vaticano, “descansó bien toda la noche” y continúa con una evolución estable.
El parte médico indica que el pontífice desayunó normalmente y comenzó su tratamiento diario sin complicaciones aparentes.
Un aspecto favorable es que, en las últimas horas, logró descontinuar el uso de ventilación mecánica no invasiva tras el episodio de broncoespasmo ocurrido el pasado viernes.
En la actualidad, se le está proporcionando oxígeno a través de cánulas nasales y se está administrando oxigenoterapia de alto flujo.
También se informó que “está afebril”, es decir, no presenta fiebre, lo que representa un signo positivo en su recuperación. Sin embargo, a pesar de estas mejorías, el comunicado advierte que el cuadro clínico del pontífice argentino sigue siendo “complejo”.
Aún no se emitió información sobre los ejercicios espirituales cuaresmales que debía celebrar con la Curia Romana, previstos para el próximo domingo 9 de marzo, lo que sugiere que su recuperación podría extenderse por más tiempo.
El pasado viernes 28 de febrero, después de varios días de ligera mejoría, la situación del papa Francisco se complicó súbitamente cuando sufrió una crisis “aislada” de broncoespasmo que provocó un “repentino” empeoramiento en su estado de salud.
Según explicó el Vaticano, este episodio ocurrió después de una mañana en la que el pontífice había realizado fisioterapia respiratoria y había estado en oración en la capilla del hospital.
Esta situación requirió intervención médica inmediata para extraer el fluido aspirado. Aunque el papa respondió “bien” al tratamiento, este incidente hizo que su pronóstico se mantuviera como reservado, generando preocupación.
Por tercer domingo consecutivo, no pudo pronunciar el tradicional mensaje del ángelus, pero se difundió un texto con sus palabras: “Les mando estos pensamientos todavía desde el hospital, donde cómo saben estoy desde hace varios días, acompañado por médicos y trabajadores sanitarios, a quiénes doy las gracias por la atención con la que me cuidan”.
En su mensaje, mostró su gratitud por la experiencia de enfermedad: “Doy gracias a Dios por haberme dado la oportunidad de compartir en cuerpo y espíritu la difícil situación de tantos enfermos y personas que sufren”.
Por último, agradeció especialmente a todos los fieles que rezan por su recuperación, afirmando que siente su afecto y cercanía: “En este momento particular, me siento como ‘llevado’ y sostenido por todo el Pueblo de Dios. ¡Gracias a todos!”.
