CIUDAD DE MÉXICO.- El riesgo cardiovascular se incrementa de manera importante en las mujeres después de la menopausia, debido a que la deficiencia de estrógenos aumenta la grasa corporal y los lípidos en la sangre, lo que genera ganancia de peso.
“Se piensa que la menopausia nada más son bochornos que pueden ser molestos, pero el riesgo cardiovascular es lo más importante, aseguró Martha Asunción Sánchez Rodríguez, académica de la Facultad de Estudios Superiores Zaragoza, de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
Por ello, la especialista sugirió que en caso de presentar un cambio relevante en el peso durante la menopausia, lo mejor es atenderse, ya que, las principales causas de muerte después de esa etapa son el infarto y la embolia.
“Ni siquiera es el cáncer sino el infarto, porque no tomamos atención a detalles como la ganancia de grasa”, indicó la especialista.
La universitaria destacó que si bien, la menopausia es un proceso que le sucede a todas las mujeres, lo cierto es que en las instituciones médicas “no se le pone mucha atención al climaterio“.
“Uno va al doctor y dice: ‘tengo muchos bochornos y no me dejan dormir, estoy muy incómoda’, le contestan que va a pasar y no se da tratamiento ni seguimiento”, describió la experta. No obstante, hay estudios recientes que señalan que los bochornos son un factor de riesgo para un posible infarto; entonces, sí hay que tratarlos. Es la alerta de todo lo que puede estar pasando, destacó.
Esto ocurre por la perdida de estrógenos (hormonas femeninas). Con la menopausia inicia el envejecimiento reproductivo de las mujeres, es decir, cuando se pierde la posibilidad de la fertilidad y cesa de manera permanente la menstruación.
Antes de este periodo, los estrógenos disminuyen gradualmente dando origen a un sinnúmero de cambios; tienen receptores en todo el cuerpo incluyendo el cerebro, pero se les asocia principalmente con los genitales y las glándulas mamarias.
“Inicia aproximadamente a los 40 años y ya más cerca de la menopausia la pérdida de estrógenos es más drástica y aparece la sintomatología”, precisó.
De acuerdo con la especialista de la UNAM, no hay una edad específica para la menopausia, también llamad climaterio, pues en cada una se presenta en un momento particular.
Sin embargo, con base en datos nacionales se calcula que en las mexicanas el climaterio se registra entre los 47 y 48 años, aunque el intervalo va desde los 45 hasta los 54 años.
“Depende mucho de con cuántos óvulos nacimos cada una, cuántos nos hemos gastado y como ha sido nuestra vida”, argumenta la universitaria.
Aproximadamente 70% de las mujeres presentan síntomas durante la transición a la menopausia, que se caracteriza por los bochornos, que son olas de calor intempestivas que se experimentan del cuello hacia arriba.
Los bochornos a veces se acompañan de taquicardia y ansiedad, lo que impide el desempeño de la vida diaria.
Incluso, el sueño y el descanso también se ven afectados por la menopausia. Esto genera insomnio y alteraciones del humor relacionados con la disminución de los estrógenos que no llegan a los receptores del cerebro.
Algunos reportes señalan que los bochornos pueden durar hasta 10 años, aunque hay quienes no tienen ninguna sintomatología y son aproximadamente el 30%, agregó Sánchez Rodríguez.
También, existen otras manifestaciones que suelen detectarse hasta que se les pregunta directamente a las mujeres que viven la menopausia, como son las urogenitales.
Esto quiere decir que hay sequedad vaginal o molestias al tener relaciones sexuales; y signos urinarios relacionados con el aumento en la frecuencia urinaria y tener que levantarse en las noches.
Otra de las consecuencias de largo plazo de la deficiencia de estrógenos es la osteoporosis y se presenta después de cinco años o más de la menopausia.
Además, Sánchez Rodríguez recordó que no hay que dejar de lado la vigilancia del cáncer de mama, acción que con mastografía inicia aproximadamente a los 40 años.
El abordaje que se tenga de este proceso natural depende de la sintomatología y gravedad con la que cada una lo experimente, dijo Sánchez Rodríguez.
Generalmente, es un ginecólogo quien da seguimiento en esta etapa y ayuda a las mujeres a permanecer sanas o corregir los factores modificables para prevenir las enfermedades. Se puede recomendar terapias hormonales para brindar calidad de vida durante el proceso de envejecimiento.
Pero, si la persona presenta problemas de sobrepeso, obesidad o hipertensión, es necesario acudir con un nutriólogo y o un cardiólogo para que realice prevención del riesgo cardiovascular.
En caso de presentar signos de depresión, lo mejor es buscar el apoyo de un psicólogo o psiquiatra.
Asimismo, Sánchez Rodríguez recomendó reducir la ingesta de carbohidratos y sustituirlos por proteínas que ayudan a mantener la masa muscular durante el envejecimiento. También realizar ejercicio que favorece tener un peso adecuado y conservar la movilidad, evitar el consumo de tabaco y alcohol, además de acudir de manera regular al médico.
De acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), la esperanza de vida de las mujeres es de alrededor de 78.4 años por lo que requieren un estilo de vida saludable, ya que vivirán varios años más después de la menopausia, concluyó la experta.
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