El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y el primer ministro japonés, Shigeru Ishiba, reafirmaron este viernes en Washington su compromiso de cooperación estratégica frente a desafíos globales clave. La reunión abordó la creciente militarización china en el mar de China Meridional, la relación con Corea del Norte, nuevas medidas comerciales y una polémica propuesta estadounidense sobre la Franja de Gaza.
En un encuentro que reflejó la alineación estratégica entre Washington y Tokio, Trump e Ishiba discutieron una amplia agenda bilateral. Entre los anuncios más destacados, el mandatario estadounidense aseguró que Japón se comprometió a importar gas natural licuado (GNL) en niveles récord desde Estados Unidos, consolidando el papel de su país como proveedor energético clave para la economía japonesa.
Durante la rueda de prensa conjunta, ambos líderes subrayaron la importancia de mantener la estabilidad en la región Indo-Pacífico y coordinar esfuerzos en materia de seguridad y comercio. Trump insistió en que Japón es un socio fundamental en la contención de la influencia china y norcoreana, mientras que Ishiba reafirmó su intención de estrechar lazos con Washington en defensa y comercio.
Uno de los puntos más contundentes de la reunión fue la declaración conjunta contra las acciones de China en el mar de China Meridional. Ambos líderes denunciaron las “actividades provocativas” de Beijing, su militarización de islas artificiales y sus reclamos marítimos, considerados “ilegales” por Washington y Tokio.
“El primer ministro Ishiba y yo reafirmamos nuestra fuerte oposición a las reclamaciones marítimas ilegítimas de la República Popular China (PRC) y a su militarización en la región”, expresó Trump, dejando claro que Estados Unidos no permanecerá indiferente ante el avance chino en aguas disputadas.
El mar de China Meridional ha sido una fuente constante de fricción geopolítica. Beijing reclama casi la totalidad de este estratégico corredor marítimo, donde ha construido bases militares en islotes artificiales, aumentando la tensión con países como Filipinas, Vietnam y Malasia. Las declaraciones de Trump e Ishiba representan una señal de unidad frente a la expansión china y podrían derivar en un nuevo episodio de tensiones diplomáticas entre Washington y Beijing.
Trump también abordó la situación con Corea del Norte y reafirmó su postura de mantener canales diplomáticos abiertos con Kim Jong Un. Durante la conferencia, el mandatario estadounidense aseguró que su relación con el líder norcoreano es “buena” y que, gracias a su gestión, se ha evitado una guerra en la península coreana.
“Creo que detuve la guerra. Si no hubiera ganado las elecciones, habríamos terminado en una situación muy mala”, afirmó Trump, destacando que Japón valora su acercamiento a Kim debido a la tensa relación histórica entre Tokio y Pyongyang.
Las declaraciones de Trump llegan en un contexto de incertidumbre sobre el futuro de las negociaciones con Corea del Norte. Durante su primer mandato, el líder republicano se reunió tres veces con Kim Jong Un, incluyendo la histórica cumbre de Singapur en 2018, pero los encuentros no lograron traducirse en un acuerdo de desnuclearización. Mientras tanto, Corea del Norte ha reanudado sus pruebas de misiles en los últimos meses, aumentando la preocupación en la región.
Otro de los temas que marcó la jornada fue la visión de Trump sobre la Franja de Gaza. En una declaración que generó revuelo, el presidente estadounidense afirmó que Washington podría tratar la crisis en el enclave palestino como una “transacción inmobiliaria”, sugiriendo que su país actuaría como un “inversor” en la región sin necesidad de desplegar tropas.Ishiba es el segundo mandatario extranjero en visitar a Trump (REUTERS/Kent Nishimura)
“Básicamente, Estados Unidos lo vería como una inversión en esa parte del mundo. No hay prisa por hacer nada”, afirmó Trump en el Despacho Oval.
El mandatario también mencionó la posibilidad de que Egipto y Jordania acogieran a los dos millones de gazatíes como parte de una reubicación de población, una propuesta que fue rápidamente rechazada por ambos países, así como por Emiratos Árabes Unidos, Catar, Arabia Saudí, la Autoridad Palestina y la Liga Árabe.
Las declaraciones de Trump reflejan un cambio de postura respecto a su estrategia inicial, en la que no descartaba la intervención militar en Gaza. Ahora, asegura que EEUU no necesitaría soldados en la zona y que bastaría con un liderazgo estadounidense en materia de desarrollo económico. Sin embargo, la idea de convertir Gaza en un proyecto de inversión ha sido recibida con escepticismo y rechazo, particularmente en el mundo árabe.
En el ámbito económico, Trump adelantó que la próxima semana anunciará nuevos aranceles a varios países, con el objetivo de establecer “condiciones equitativas” en el comercio internacional.
“La próxima semana anunciaré aranceles recíprocos, para que se nos trate en igualdad de condiciones con otros países”, afirmó el presidente estadounidense, sin dar detalles sobre qué países serán afectados.
Trump ya ha impuesto aranceles del 25% a México y Canadá, aunque retrasó su aplicación por un mes después de que ambos países acordaran reforzar el control fronterizo contra el tráfico de fentanilo y migrantes. China, por su parte, ha sido objeto de un arancel adicional del 10%, lo que ha provocado represalias comerciales del gobierno de Xi Jinping.
Desde su llegada a la Casa Blanca, Trump ha utilizado las amenazas arancelarias como una herramienta de presión en negociaciones comerciales, pese a las advertencias de economistas sobre el impacto negativo de una guerra comercial prolongada. Hace apenas dos semanas, el mandatario amenazó con sancionar a Colombia si el gobierno de Gustavo Petro no aceptaba la deportación de migrantes colombianos desde EEUU.