El actor Will Smith relató en una entrevista su experiencia al probar ayahuasca hace algunos años: “Así que estoy bebiendo, estoy sentado ahí y de repente empiezo a ver todo mi dinero volándose, mi casa volándose y mi carrera desaparece.
Trato de agarrar mi dinero y mi carrera, toda mi vida se está destruyendo… Mi miedo”.
El protagonista de Soy leyenda fue de los invitados a No necesitan presentación con David Letterman (2022), una serie de Netflix, donde el presentador (David Letterman) reúne a diversos personajes para realizar entrevistas a profundidad; uno de los temas mencionados fueron sus cerca de 14 ‘viajes’ con ayahuasca, una bebida usada en rituales de diversos pueblos originarios que genera alucinaciones.
A través de una larga charla, Smith también ahondó en detalles su libro Will, coescrito con Mark Manson y lanzado el 9 noviembre 2021, su infancia y sentimientos encontrados hacia su padre a quien temía y admiraba a la vez.
Se habló de su historia en la segunda ola del hip hop, como DJ y la peculiar audición que hizo para El príncipe rap en medio de una fiesta, así como su acercamiento a la comedia: “Me di cuenta de que la negatividad no puede existir en un cuerpo humano cuando te ríes y empecé a aferrarme a la habilidad natural que tenía para hacer reír a la gente”, apuntó.
También hablaron de su proyecto en puerta, Rey Ricardo, con el cual sintió que podía empezar de nuevo después de todo lo que había vivido, su actuación en la cinta finalmente le dio el premio Oscar al mejor actor este año, en una ceremonia donde se vio envuelto en la polémica que le trajo sanciones y consecuencias después de dar un golpe al comediante Chris Rock en el escenario.
“Este programa se grabó antes de la ceremonia de los Oscar 2022″, se anuncia al inicio de la entrevista.
Will Smith y los ‘viajes’ con ayahuasca
El actor de 53 años relató que hace un tiempo vivió un momento en su carrera en que nada le era suficiente, insatisfecho con diversos aspectos de su vida pese al éxito, pues éste había “perdido el brillo”, incluso pasó 14 días sin hablar, dejó de trabajar dos años y decidió comenzar un “viaje espiritual”.
