El Barcelona, uno de los clubes más grandes de la historia, sobre todo la más reciente, está en apuros desde que vendió a Neymar en el 2017, pero esta crisis financiera que afecta significativamente la parte deportiva se ha agravado en los últimos dos años y no solo no le permite traer buenos jugadores, sino que tiene que hacer malabares para llegar a fin de mes.
Se estima que las pérdidas de este ejercicio 2021-2022 que cierra este 30 de junio alcanzan los 160 millones de euros ( la deuda es 10 veces mayor) y para poder cuadrar sus cuentas a tiempo el club blaugrana tendrá que activar una de las llamadas palancas económicas y vender el 10 por ciento de los derechos de televisión, por 25 años, por unos 200 millones de euros.
Sin embargo, esta palanca es insuficiente y el Barça seguirá sin poder fichar.
Para conseguirlo necesita vender a varios jugadores a muy buen precio y aunque hay algunos en la rampa de salida todavía no hay nada concreto.
Solo ha podido inscribir a Pablo López, de 19 años, procedente del Racing de Santander, pero interesan el polaco Robert Lewandowski, el marfileño Frank Kessie, el danés Andreas Christensen, los españoles Marcos Alonso y César Azpilicueta, el brasileño Raphinha (Leeds United) y el argentino Angel de María, que casi lo tiene hecho con la Juve.
Los dos grandes culebrones lo protagonizan el Barcelona con Lewandowski, quien tiene contrato en el Bayern Munich, y con la posible renovación de Ousmane Dembelé, con quien no ha llegado a un acuerdo económico.
Los azulgranas arreglaron con Antoine Griezmann, quien finalmente acordó una nueva cesión y definitiva al Atlético Madrid, que ahora busca cómo inscribir a Axel Witsel.
A Lewandowski le queda un año de contrato y el Bayern pide 50 millones que el Barcelona ahora no puede pagar, porque según el fair play de LaLiga tendría que además de desembolsar esa cifra liberar otros 100 millones.