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‘No nos volverán a ver, mejor canten’: Blur en el festival Coachella

CALIFORNIA.- Seguramente la presencia de Blur en esta edición del festival Coachella es de los últimos compromisos que los británicos hicieron antes de decidir poner en pausa una vez más el proyecto. Pero eso no importa, los fans de la banda hacen todo lo que sea posible para verlos una vez más.

Damon Albarn, Alex James, Graham Coxton y Dave Rowntree se presentaron en la magia de este espacio desértico en 2003, y casi como en aquella ocasión, ayer su brit pop enloqueció a los asistentes.

Theme From Retro, St. Charles Square, Popscene, Trouble in The Message Centre y Beetlebum fueron las canciones que los británicos eligieron para arrancar su presentación. Albarn, ataviado con un traje blanco —a diferencia de las cinco veces anteriores donde usaba playeras— y una barba crecida, tomó el piano que estaba colocado en el escenario, adornado con una estrella de siete picos, y dio voz y vida a Goodbye Albert.

“Muchas gracias”, dijo en español, para repetir el agradecimiento en inglés. Fue entonces cuando la guitarra de Coxon —quien no usó sus característicos lentes de pasta— se hizo protagonista de la intro de Trimm Trabb.

Ésta es una canción que escribimos antes de 2003”, lanzó el vocalista para hacer la introducción a uno de sus clásicos: Out Of Time, en la que dio muestras de su habilidad con la guitarra, mientras que Alex, el bajista, tomó un cigarro, lo encendió y lo fumó durante el tema, como lo ha hecho desde que comenzó la banda.

En este importante contexto quiero presentarles a unos colegas”, señaló Damon al invitar al escenario a los Cahuilla Bird Singers, un grupo de indios originarios de esa zona de Estados Unidos, a hacer un canto con baile tradicional al ritmo de Bird Song, la cual se unió al tema Death By Party de los ingleses.

“Ésta es una canción de los 90… y nosotros estábamos ahí… quiero ver las manos en el aire”, dijo Albarn al mismo tiempo que los primeros acordes de Boys And Girls hicieron recordar a los cuarentones sus años de juventud. Y si bien en el público había algunos que se aventuraron a saltar como en antaño, otros prefirieron llevar el baile a bajo impacto, incluyendo a la banda. “Nunca nos volverán a (fucking) ver, así que mejor canten”, dijo Albarn.

Entonces, tras un respiro que tomó el vocalista sentándose en una silla y tras verse un poco decepcionado de que el público no enloqueció con la canción anterior, llegó el turno del as bajo la manga: Song 2, para hacer cantar un poco más fuerte al público y dejar en claro que 20 años desde la primera vez en Coachella ha sido un camino largo.

“Les digo que yo la estoy pasando muy bien, espero que ustedes también”, lanzó Albarn antes de sentarse, tomar la guitarra y dar voz a The Narcissist, canción de su más reciente álbum The Ballad Of Darren.

Uno de los clásicos más representativos de Blur se apoderó del desierto. Las primeras notas de Tender con las voces de los ingleses y acompañados por los Cahuilla Bird Singers, hicieron de la rola una experiencia única.

Una buena dosis de funk, jazz, r&b y hip hop no podía faltar en el atardecer de Coachella, por eso el Outdoor Stage le dio la bienvenida nada más y nada menos que a Jon Batiste que con Tell The truth dio inicio a su presentación.

“Esta canción se llama Freedom y los estamos invitando a todos ustedes a que se sientan libres, a que bailen y disfruten”, lanzó el originario de Metairie, Louisiana, antes de hacer que los cuerpos se movieran con ese calorcito de ritmo que tiene el tema de 2023.

“Amamos el jazz y estar aquí en Coachella. Cuando decimos libertad, lo decimos en serio, por lo que en Nueva Orleans aún pueden sentir todo eso, y por eso queremos que también ustedes lo sientan”, agregó y su público no dudó en reaccionar con gritos y mucho baile… la fiesta sureña estaba tomando forma.

Canciones como Worship, When The Saint Go Marching In, Back That Azz Up —un cover de Juvenile en el cual estuvo presente— y Butterfly, fueron sólo algunas de las canciones que le dieron forma al show de Jon Batiste

“México, México. México”, eran los gritos con los que el público en el Coachella Stage apuraba a Santa Fe Klan para darle una dosis de rap.

Acordeón en mano y con séquito siguiéndolo por el escenario, Santa Fe Klan comenzó su presentación de 45 minutos con Cuidando el territorio. “Arriba México, cabrones, que se sienta México”, lanzó el originario de Guanajuato.

“Muchas gracias a la raza de Coachella que empieza el desmadre, va por toda mi raza”, dijo antes de que las rimas de Silencio en el Callejón hicieran bailar a algunos de los presentes, mientras que otros trataban de seguir la letra de la canción.

Mi madre llora fue el siguiente platillo que Santa Fe Klan dio a degustar a sus seguidores —y aquellos que no— con una lírica que deja ver a simple oído una parte de la realidad del país.

Y si bien los que se encontraban hasta el frente del escenario agitaban sus pañoletas negras que los hacían combinar con el outfit de Santa Fe, no pudo faltar la bandera de México sostenida por un chico que cantaba cada letra de cada canción.

“Vamos a bailar cumbia… y arriba México, cabrones”, dijo Santa Fe antes de tomar de nueva cuenta su acordeón para interpretar Soledad, a la cual siguió Luna y Mar. Y sí, la cumbia se hizo presente en el desierto californiano de la mano del mexicano, quien no dudó en poner un poco de tranquilidad con Todo va estar bien.

“Les voy a traer a un amigo mío, un compa desde Colombia para que les cante. Nanpa (Basico)”, dijo Santa Fe Klan mientras el rapero de Medellín lo saludaba y daban vida a las primeras rimas de Te iré a buscar.

“Voy a cantar una rolita a toda la gente romántica, a todos los enamorados, a toda la raza de Los Ángeles”, dijo Ángel Jair Quezada Jasso, su nombre real, antes de que Mar y Tierra resonara en el desierto.

“Para toda la raza que se nos adelantó y para mi canal el Héctor, que está en el cielo”, dijo el rapero antes de que la letra de Debo entender se hiciera presente, sólo para darle paso al desmadre —lanzando agua— de Así soy, a la cual siguió Un día todo se termina. “Arriba México, perros, gracias a toda la raza, nos vemos a la próxima”, concluyó.

Sublime es una banda que se fundó en 1988 en Long Beach, California, y para sus integrantes, el desierto californiano es algo normal. El sol, la gente y la música son de las cosas que más disfrutan, y así lo dejaron en claro durante su presentación de 50 minutos en el Coachella Stage.

En los 90 sólo hicieron tres discos con los que se colocaron en la escena musical de la época con su ska punk y su reggae rock, y ahora con la voz de Jakob Nowell -hijo de Bradley Nowell, vocalista original fallecido en 1996—, Eric Wilson y Bud Gaugh dieron una probadita de que la vida siempre da segundas oportunidades.

Ana Juárez

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