Por: Itzbel González
CANCÚN.- Marybel Villegas Canché, diputada federal de Quintana Roo por Morena, ha generado controversia por su cambio de postura respecto a la concesión de la empresa Aguakan. En 2014, siendo diputada local del PRI en el Congreso de Quintana Roo, Villegas votó a favor de la ampliación de la concesión de Aguakan hasta 2053. Ahora, en su rol como legisladora de Morena, exige la revocación del contrato, acusando a la empresa de fraude y violaciones ambientales. Esta postura plantea una incongruencia evidente, pues la misma política que avaló la concesión, ahora busca que se retire.
Este giro político de Villegas no es nuevo. A lo largo de su carrera, ha sido conocida por saltar de un partido a otro, cambiando su afiliación según los intereses personales y políticos que mejor le convengan. Después de su paso por el PRI, se unió al Partido Verde y, finalmente, aterrizó en Morena, una clara muestra de lo que se ha denominado “chapulín político”. La diputada, que ha sido parte del sistema político tradicional en Quintana Roo, ahora se presenta como una figura que se opone a la misma estructura que, en su momento, defendió.
La incongruencia de Villegas es evidente. En 2014, junto con otros diputados del PRI, aprobó una prórroga de la concesión de Aguakan por un monto de mil millones de pesos, un acuerdo que le permitió a la empresa seguir operando en la región hasta el 2053. Pero ahora, como diputada de Morena, ha criticado duramente la concesión, señalando presuntos fraudes a las arcas estatales y violaciones medioambientales por parte de la compañía.
La situación se agrava al recordar que la concesión de Aguakan fue un tema clave durante la administración de Roberto Borge, del PRI, quien permitió que la empresa obtuviera contratos ventajosos a cambio de pagos millonarios. Durante el gobierno de Carlos Joaquín, se descubrió que la empresa había pagado más de mil millones de pesos a la administración de Borge, dinero que desapareció misteriosamente después de ser depositado a cuentas del gobierno estatal. A pesar de esto, Villegas nunca criticó abiertamente esos acuerdos cuando los firmó, sino hasta ahora, cuando su partido y su posicionamiento político le exigen actuar en contra de los intereses de los que ella misma formó parte.
Este cambio de postura, sin embargo, no ha sido bien recibido por sus opositores. Políticos como el panista Jesús Zetina han señalado la contradicción en la postura de Villegas, llamándola “oportunista” y criticando su falta de coherencia política. “Es fácil atacar lo que tú misma decidiste aprobar en su momento. Esto solo demuestra que Villegas busca posicionarse en un discurso anti-corrupción, sin reconocer que ella fue parte de esa corrupción”, expresó Zetina.
A lo largo de su carrera, Marybel Villegas ha mostrado una habilidad para adaptarse a las circunstancias políticas, dejando en el camino la defensa de principios coherentes. Ahora, al pedir la revocación de la concesión a Aguakan, es evidente que la diputada sigue su camino de conveniencia política, en lugar de defender realmente los intereses de los quintanarroenses. La contradicción de su postura solo sirve para reforzar su imagen como una política “chapulina”, dispuesta a cambiar de bando para mantenerse en el poder.
