• 23/11/2024
Una dieta saludable beneficia a pacientes con enfermedad renal crónica

Una dieta saludable beneficia a pacientes con enfermedad renal crónica

ESTADOS UNIDOS.- Más de 60 profesionales sanitarios venidos de toda España se han reunido en la segunda edición de NutriERCA, un programa formativo para unidades de enfermedad renal crónica avanzada (ERCA) sobre Medicina Culinaria, Nutrición Conductual y Hábitos saludables, en las que se ha puesto de manifiesto que un tratamiento dietético adaptado favorece la evolución de estos pacientes y mejora su calidad de vida.

Un tratamiento dietético adaptado favorece la evolución de los pacientes con erc y mejora su calidad de vida

En estas jornadas, de dos días de intenso trabajo, organizadas por el Hospital Clínic de Barcelona, el Hospital Universitario de La Princesa, la Fundación Alicia y CSL Vifor, con la representación de la Federación Nacional ALCER y ADER, y avalados por la Sociedad Catalana de Calidad Asistencial, Marta Arias, del Servicio de Nefrología y Trasplante Renal del Hospital Clínic, ha hecho hincapié en que una alimentación adecuada puede reducir la toxicidad urémica, mejorar el control de comorbilidades frecuentes como la hipertensión arterial, la diabetes o la dislipemia. Guillermina Barril, especialista en Nefrología del Hospital Universitario de La Princesa, de Madrid, ha añadido que unos criterios alimenticios adecuados “van a mejorar la adherencia al plan alimentario y, con ello, pueden mejorar o enlentecer la progresión de la ERC y, prevenir malnutrición (DPE).

Daniel Gallego, presidente de la Federación Nacional ALCER, considera que, en la consulta, “muchas veces los médicos están más centrados en atajar la ERC desde un punto de vista clínico. Sí se habla de nutrición, pero desde una perspectiva de unas recomendaciones, pero sin darle la importancia que se debería. Comemos todos los días, varias veces al día. Somos lo que comemos, pero también lo que dejamos de comer”.

Para Gallego, “los pacientes necesitamos recursos para poder tomar buenas decisiones. En este sentido existe un importante margen de mejora”. Además, ha explicado: “Normalmente una medida estándar no encaja bien con todo el mundo y esto no es la excepción. Es necesario que en las consultas se personalicen las recomendaciones nutricionales. Está comprobado, además, que una dieta demasiado estricta terminará siendo un fracaso. Por eso, es razonable que se evalúe pasado un tiempo si el paciente está pudiendo cumplir con la dieta marcada y ajustarla a su realidad y a su estilo de vida”.

En esta misma línea, Barril ha señalado que “solo con información adecuada seremos capaces de optimizar resultados en el cuidado integral del paciente renal”. Arias recuerda que alimentarnos “debe considerarse como una parte más del tratamiento global” y ha agregado que, aunque “resulta difícil establecer una estimación porcentual sobre la influencia en la evolución de la enfermedad de una alimentación adecuada, la mayoría de nuestros pacientes pueden tener hipertensión, diabetes, exceso de peso y de colesterol, por lo que siempre se beneficiarán de una dieta saludable, de estilo mediterráneo que controle estos factores de riesgo cardiovascular”.

Por otro lado, Barril ha asegurado que, “los hábitos de vida saludable son fundamentales para conseguir buenos resultados en la nutrición del paciente renal. El sedentarismo puede favorecer sarcopenia, obesidad sarcopénica y déficit de funcionalidad”. “No todos los centros tienen programas en activo para el desarrollo de estas recomendaciones, pero en la medida de lo posible mejorar la nutrición y unos pasos en la ejecución de ejercicio físico deben ser prioritarios”, ha agregado esta experta, que considera que “estos programas no deben ser muy complejos, sino asequibles y modificables según las características de los pacientes”. Para Gallego, las claves son la personalización y la humanización: “Ser realistas y ajustarse a las actividades y calidad de vida del paciente”.

Para los expertos, existe un movimiento internacional para enseñar a los profesionales a tener más conciencia y conocimiento sobre alimentación y técnicas culinarias de tal forma que ellos mismos puedan transmitirlas. “Este curso de Medicina Culinaria, gracias al entorno en el que se imparte con la colaboración de la Fundación Alicia intenta proporcionar herramientas a los profesionales sanitarios que se dedican a la Enfermedad Renal Crónica. Consta de una parte teórica que remarca la importancia de una asistencia integral para lograr unos mejores resultados nutricionales, combinado con una parte práctica a base de talleres para aprender de una forma más efectiva y posteriormente transmitir estos conocimientos a nuestros pacientes”, ha concluido Arias.

Uno de los principales temas abordados durante las jornadas giró en torno a la fragilidad de los pacientes con ERC. Entre las principales conclusiones, Arias ha destacado que ante “pacientes cada vez más envejecidos y frágiles, es fundamental que pongamos el foco en utilizar alguna herramienta para diagnosticar su fragilidad”.

En este curso se han mostrado diferentes opciones de centros con mucha experiencia. Para esta experta, es importante “realizar una valoración más global (social, funcional, nutricional, cognitivo-emocional) de la fragilidad del paciente, así como un seguimiento multidisciplinar con una frecuencia que dependerá del grado de severidad”.

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