• 02/07/2024
  • Cancún, Quintana Roo, México

Venecia prohíbe los grandes grupos de personas y el uso de altavoces

Venecia prohíbe los grandes grupos de personas y el uso de altavoces

VENECIA.- Durante los últimos años, muchas ciudades europeas están tomando medidas para contener la vida turística en destinos más elegidos. En los últimos días, se conoció la noticia de que Venecia impondrá una nueva restricción para mermar el flujo de visitantes en temporada alta y así cuidar a sus residentes.

Conocida mundialmente por sus históricos canales, la capital de la región de Véneto, en el norte de Italia, ha intensificado sus esfuerzos para combatir el sobredimensionamiento turístico. La ciudad implementó nuevas medidas a partir de este mes en respuesta a la afluencia masiva de turistas que afecta tanto a la infraestructura como a la vida local.

Entre las nuevas normativas se incluye una prohibición del uso de altavoces y de grupos turísticos de más de 25 personas en las áreas centrales y en las islas de Burano, Murano y Torcello. Estas medidas se suman a la tarifa de 5 euros que se empezó a cobrar a los turistas de un solo día este año. Según Sebastiano Costalonga, concejal de comercio de Venecia, “la administración no solo quiere establecer reglas claras para respetar la fragilidad de Venecia y la convivencia con sus residentes, sino también enviar una señal contra los guías turísticos no autorizados”.

Sebastiano Costalonga destacó también que estas nuevas reglas ayudarán a mitigar el impacto negativo del turismo descontrolado, que ha llevado a una disminución de la población residente en la ciudad. Venecia ha visto una drástica reducción en sus residentes permanentes, pasando a tener solo 250,000 habitantes en contraste con los más de 13 millones de turistas que recibe anualmente.

La problemática del turismo descontrolado no es nueva para Venecia. En 2021, la ciudad ya había prohibido la entrada de cruceros, una medida que buscaba proteger su delicado ecosistema y evitar el deterioro de sus canales históricos. La UNESCO, organismo encargado de la protección del patrimonio mundial, incluso sugirió el año pasado incluir a Venecia en su lista de sitios en peligro debido al impacto del turismo.

Además de las medidas mencionadas, Venecia continúa explorando otras iniciativas para controlar el flujo de visitantes y preservar su rico patrimonio cultural y arquitectónico. Estas incluyen la posibilidad de lanzar un cuestionario online para educar a los turistas sobre la importancia de respetar la ciudad y sus normas.

El desafío de manejar el turismo de masas es compartido por muchas ciudades del mundo, pero Venecia, con su frágil ecosistema acuático y su extraordinario atractivo histórico, se encuentra en una situación particularmente crítica. Las autoridades locales insisten en que es imprescindible encontrar un equilibrio que permita a los turistas disfrutar de la ciudad sin comprometer su integridad.

Los movimientos de Venecia hacia una regulación más estricta de sus flujos turísticos reflejan una tendencia global en la que destinos turísticos populares buscan proteger su patrimonio y mejorar la calidad de vida de sus residentes. La implementación de estas medidas será observada de cerca por otras ciudades enfrentando desafíos similares.

Desde el 27 de abril, la gobernación de esta ciudad italiana comenzó a cobrar una tasa de €5 por persona para aquellos visitantes que no pernocten en la ciudad.

La misma excluye a los residentes, a los que tienen una segunda residencia en el lugar, a los que viajen a las “islas menores”, como Burano y Murano, y a los visitantes que decidan quedarse una noche o más.

Sin embargo, incluso aquellos exentos de la tasa deberán registrar su viaje en línea, lo que sugiere un esfuerzo por controlar y monitorear el turismo en la región.

La tasa se aplica inicialmente como parte de una prueba piloto, cubriendo solo ciertos fines de semana y horarios específicos. El objetivo es disuadir a los turistas en días de alta afluencia, buscando una gestión más sostenible del turismo.

Reducir la vida nocturna de los principales destinos turísticos parece ser una nueva tendencia en el territorio europeo. Desde Gante hasta Galway, se han hecho comunes este tipo de reglamentaciones que los gobiernos implementan debido a las quejas que reciben por parte de sus residentes.

En los últimos meses, se conoció que Praga, capital de la República Checa, seguirá el camino de estas ciudades dado el conflicto que se presentó con los turistas que salen de fiesta. En este caso, desde el ayuntamiento de Praga 1, se busca aprobar la insólita medida de “prohibir los disfraces tontos” para impedir que los británicos se acerquen a sus bares.

Ámsterdam lidera el camino con sus numerosos intentos de frenar el comportamiento ruidoso y desagradable de los turistas.

Después de que la propuesta de la capital de Países Bajos para prohibir a los turistas la entrada a los cafés de cannabis fracasara, las autoridades implementaron una prohibición total de la marihuana en el Barrio Rojo a principios del año pasado.

Posteriormente, vino la campaña de marketing “manténgase alejado” dirigida a personas de 18 a 35 años que se dirigían a “Dam para una fiesta”. Y en el diciembre pasado se anunció la campaña ‘renueva tu vista’, que fue un esfuerzo por animar a los visitantes a ver (y tratar) la ciudad como lo haría un local.

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