CIUDAD DE MÉXICO.- El Papa ha reconocido este viernes que recientemente perdió la paciencia con una mujer que durante la audiencia general le pidió la bendición para “su niño”, que resultó ser un perro que se sacó del bolso. “Señora, muchos niños sufren hambre y usted está con el perrito…”, respondió el Pontífice.
Él mismo ha contado esta y alguna otra anécdota de mujeres que tratan a sus perros como si fueran sus hijos durante su participación en el foro ‘Estados Generales de la natalidad’, una iniciativa organizada en Italia por el Foro de las Asociaciones Familiares, en la que también ha participado la primera ministra de Italia, Giorgia Meloni.
El Pontífice ha lamentado así que traer niños al mundo “se percibe como una carga sobre las familias”, lo que “desgraciadamente, condiciona la mentalidad de las jóvenes generaciones, que crecen en la incertidumbre, cuando no en la desilusión y el miedo”.
Por ello, ha pedido políticas “con visión de futuro” para aumentar la tasa de natalidad en Europa al tiempo que ha denunciado que las mujeres están “aplastadas por la carga de cuidar” y que se les obliga a elegir entre su maternidad y su carrera profesional.
“Son las que más sufren, las mujeres jóvenes, a menudo obligadas a elegir entre la carrera profesional y la maternidad, o aplastadas por la carga de cuidar de sus familias, sobre todo en presencia de ancianos frágiles y personas dependientes”, ha afirmado.
“El tema de la natalidad es central para todos, especialmente para el futuro de Italia y Europa”, ha considerado. De hecho, para el Papa, los nacimientos de niños constituyen “el principal indicador para medir la esperanza de un pueblo”.
Sentado en el escenario de un auditorio de Roma junto a la primera ministra italiana, Giorgia Meloni, ha señalado: “Si nacen pocos significa que hay poca esperanza. Y esto no sólo tiene repercusiones desde un impacto económico y social, sino que mina la confianza en el futuro”.
Además, ha denunciado que los más ricos pueden “permitirse, gracias a sus recursos, una mayor libertad a la hora de elegir qué forma de vida quieren”. “Esto es injusto, además de humillante”, ha remachado.
Finalmente, el Pontífice también ha reclamado que nunca se contrapongan la natalidad y la acogida de migrantes porque “son dos caras de la misma moneda”. “Nos revelan cuánta felicidad hay en el mundo”, ha concluido.