CIUDAD DE MÉXICO.- Las fresas (o frutillas) son bayas que crían sus semillas por fuera en lugar de encerradas en la pulpa. Es una fruta de verano, aunque en algunos países se las cultiva en invernaderos y se consiguen todo el año.
Las fresas de verano son más ricas y saludables, la naturaleza sabe lo que hace. Las hay silvestres y de cultivo, y siempre es mejor conseguir las ecológicas para evitar restos de pesticidas, porque la frutilla se come sin pelar. De cualquier manera siempre hay que lavarlas muy bien.
Esta fruta es ideal para incluir en un plan para adelgazar: aporta solo 40 calorías cada 100 gramos y es una fuente de fibra dietética, que produce saciedad.
En este caso, se debe evitar su tradicional compañía, la crema batida, y se comerán solas o con jugo de naranja.
El color de la fresa se debe a las antocianinas y a la riqueza de hierro que posee. También aporta magnesio, potasio, calcio, fósforo, manganeso, cobre y silicio. Es decir que es una excelente fuente de minerales y de vitaminas C, K y B9 (ácido fólico).
Según el portal Cuerpo Mente, 200 gramos de fresas aportan el 17% del requerimiento diario de hierro, el 19% de magnesio y el 200% de la necesidad de vitamina C. Es un excelente recurso para remineralizar el cuerpo después de la actividad física y para llevar adelante una dieta nutritiva.
El aporte de hierro es fundamental para evitar o tratar la anemia, y la vitamina C es un antioxidante que ayuda a mantener sana y luminosa la piel (además de cuidar todos los órganos y tejidos). La vitamina C y el ácido fólico que administran al organismo ayudan a reforzar la absorción del hierro que la misma fresa aporta y el que ingerimos vía otros alimentos. La combinación de hierro y ácido fólico la convierte en un suave laxante natural.
Un estudio reciente publicado en el Journal of Nutritional Science concluyó que consumir fresas aumenta sustancialmente los niveles de vitamina C y ácido fólico en sangre.
En cuanto al potasío, es un diurético que contribuye a bajar la presión arterial y a eliminar el ácido úrico y otras toxinas a través de la orina. También ayuda a combatir enfermedades como la gota, los cálculos y dolencias hepáticas.
Las antocianinas son pigmentos que favorecen a los vasos sanguíneos, y reducen el LDL o colesterol malo y los triglicéridos. Y, entre otras virtudes, ayudan a quemar las grasas acumuladas, aporta el sitio Come con Salud.
De postre, pero también en ensaladas o como guarnición. Foto: Clarín.De postre, pero también en ensaladas o como guarnición. Foto: Clarín.
La presencia de ácido salicílico la convierte en una fruta antiinflamatoria que ayuda a combatir la artritis y el reumatismo. Este ácido, más la vitamina K, el magnesio y el manganeso, forman un combo que mantiene los huesos fuertes y sanos.
Frescas y naturales es la mejor manera de comer fresas para aprovechar todos sus beneficios y propiedades. Se prestan para hacer mermeladas en épocas de abundancia, pero sin cocción aportan más nutrientes.
En horas del desayuno, energizan el cuerpo de una manera especial, dándole fuerza para todas las actividades del día.
Pero también como ingrediente para la merienda, ya que su fibra dietética ayuda a saciar el hambre y predispone a comer porciones más pequeñas de otros alimentos más calóricos. La misma fibra contribuye a la limpieza del colon.
Además de como postre, las fresas se pueden incluir en ensaladas o servir como guarnición en las comidas fuertes del día. Se llevan muy bien con la rúcula y la espinaca cruda, y en ambos casos potencian el aporte de hierro y vitamina C.