• 07/05/2024
  • Cancún, Quintana Roo, México

Concierto de Megadeth en la Arena CDMX un éxito

Concierto de Megadeth en la Arena CDMX un éxito

CIUDAD DE MÉXICO.- Dave Mustaine y Megadeth dieron un concierto en el que aplicó la frase “de lo bueno, poco”. Sólo hora y media, pero qué pin$%&e hora y media. Puro riff y solos de guitarra alocados que, junto con bajo y batería, dejaron cimbrada a la Arena CDMX.

Es lo que más de uno se preguntó para llegar al concierto de ayer. Pero ni hubo que rascarle tanto: nomás era llegar al Metro Ferrería y, como dice Mustaine en “Symphony of Destruction”, seguir el rastro del flautista… en este caso, a la muy identificable bola de metaleros que vomitaba el Sistema de Transporte Colectivo para dirigirse directo al inmueble que el llamado “tío Richie” tuvo a bien construir en medio de la avenida de las Granjas, en Azcapotzalco.

Por ahí de las 20:15 horas, uno ya iba sintiendo el miedo de lo que les pasaría a los oídos. Desde afuera de la Arena, el audio del grupo abridor hacía tronar las paredes a base de puro… quién sabe qué era lo que tocaba Stay Design, pero se oía potente. En fin, no se alcanzó a verlos, pero lo principal era Megadeth y bastó con entrar al inmueble 15 minutos antes de la hora marcada (21:00 horas) para, en zona general, agarrar buen lugar. Total, contrario a lo que se pensaba, Dave Mustaine y compañía se tomaron su tiempo y salieron vaaarios minutos después.

La banda aprovechando la “oferta” de chelas a 80 varos, el don haciéndosela de pedo al ingeniero de audio (“¡no mames, ya que salgan!”, le decía), los güeyes entuzando el churro, el Godínez apurado poniéndose la playera negra sobre la camisa del trabajo, el papá calmando a la hija que quería meterse hasta adelante… todos se pusieron quietos cuando Megadeth inició con “The Sick, the Dying… and the Dead!”, algo de lo último de la banda que, por tener el sello de la casa, sonó como a lo más clásico.

Sin pausas de por medio, Dave Mustaine y Teemu Mäntysaari en guitarras, James LoMenzo en bajo, y Dirk Verbauren en batería, salieron a lo que salieron. “Dread and the Fugitive Mind”, “Skin o’ My Teeth”, “Hangar 18”, “Angry Again” y “She-Wolf”, sonaron una tras otras y solo hasta antes de “Sweeting Bullets”, Mustaine se tomó el tiempo de saludar al público. ¿Pero quién quería saludos? Ya, que se toque la otra.

Y Mustaine también es de pocas palabras. Lo que tenía que decir lo dijo y eso nomás por ver la frenética respuesta del público. “So loud, so fantastic!!”, reconoció con su aguardientosa voz, quizás al sentir como la Arena CDMX se sacudía con cada solo de guitarra de Teemu, quien por veces amenazaba con robarle el show. Pero nada que Dave Mustaine no pudiera calmar desde su guitarra Flying V, con la cual azotó los riffs iniciales de “Tornado of Souls” y “We’ll Be Back”, quizás unas de las más celebradas de la noche.

Claro, nada como “Symphony of Destruction”. Ahí si la banda se prendió (más) de verdad. Unos, echando el grito patendado por argentinos para acompañar los rasgueos de Mustaine, “¡Megadeth, aguante Megadeth, aguante Megadeth!”; otros queriendo hacer algo más propio, “¡Megadeth, Me-Me-Me-Megadeth, Me-Me-Me-Megadeth!” Lo que fuera, ya en conjunto se escuchó imponente, para hacer de la canción del Countdown to Extinction “el momento” de la noche.

Y así tenía que ser: después ya sólo la banda soltó tres canciones más (pero qué canciones: “Mechanix”, “Peace Sells” y “Holy Wars… The Punishment Due”) y listo, con eso tuvo el público para irse más que satisfecho a casita. Concierto conciso y macizo… y hasta todavía se alcanzó Metro. Servicio completo.

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