• 08/05/2024
  • Cancún, Quintana Roo, México

¿Por qué no se ven las estrellas desde la CDMX?

¿Por qué no se ven las estrellas desde la CDMX?

CIUDAD DE MÉXICO.- Para el investigador Omar López-Cruz, la Ciudad de México “es un lugar peculiar”. Como astrónomo dedicado a la observación de la bóveda celeste, la capital mexicana “se sale por completo del escáner”, porque es imposible visualizar el cielo nocturno como se veía originalmente. La contaminación lumínica no lo permite. Ésta es una de las razones por las que no se pueden ver las estrellas en la CDMX.

El investigador insiste que “hay tanta luz artificial”, que la investigación astronómica no puede llevarse a cabo de manera adecuada. Parece ser que los espectaculares, los edificios corporativos y otros elementos luminosos han asfixiado a las estrellas. Y, aunque no parezca, ésta es una pésima noticia para los capitalinos. En entrevista a distancia para Muy Interesante México, López-Cruz nos explica porqué.

Sobre por qué no se pueden ver las estrellas en la CDMX, el investigador Omar López-Cruz tiene una respuesta clara: “es por la enorme cantidad de luces que tiene la Ciudad de México”. A este fenómeno se le conoce como contaminación lumínica, y es resultado del uso excesivo e ineficiente de la energía eléctrica para iluminar la capital

“En eso”, explica el especialista, “hay una relación natural: le tenemos miedo a la noche”. Evolutivamente, era a oscuras cuando los seres humanos se tenían que enfrentar a sus depredadores hace millones de años. “Hoy ya no nos caza nadie”, admite el astrónomo mexicano, pero ese terror a la oscuridad nos atormenta todavía. “Por eso, nos quitamos la noche de encima”.


Como físico matemático egresado del Instituto Politécnico Nacional en México, López-Cruz se doctoró como astrónomo en la Universidad de Toronto (Canadá). Para explicar el fenómeno de la contaminación lumínica, hace un símil con el Sol. “Cuando sales por el día”, explica el investigador del Instituto Nacional de Astrofísica, Óptica y Electrónica, “ves que el Sol está iluminando la atmósfera”. Debido a que la intensidad del Sol es tan grande, es imposible ver las estrellas durante el día.

En la Ciudad de México, además de que hay un exceso de partículas suspendidas, “el cielo se ilumina demasiado [durante las noches]”. Esto ha provocado que no podamos ver las estrellas en la Ciudad de México. Sin embargo, no es el único lugar donde sucede: las grandes capitales del mundo también padecen de este problema. Quienes las habitan se están perdiendo del fulgor natural de la bóveda celeste —y, tal vez, ni siquiera son conscientes de ello.

En abril de 2022, el Congreso de la Ciudad de México aprobó la iniciativa para reformar la Ley Ambiental de Protección a la Tierra en la Ciudad de México. Específicamente, según un comunicado oficial, “en materia de contaminación lumínica, propuesta por el legislador Jesús Sesma Suárez”. Principalmente, por las afecciones ambientales que está generando en la capital mexicana:

  • Compromete la migración de las aves
  • Interrumpe el ciclo circadiano de las especies que habitan la ciudad
  • Inhibe el descanso profundo de los capitalinos

Desde entonces, recuperar la oscuridad natural en la capital mexicana se convirtió en un asunto legal. Como si bienestar inherente que aporta la noche natural a los seres humanos —y cualquier ser vivo que habite la CDMX— no fuera suficiente argumento, la cuestión se elevó al Congreso como un asunto político.

Para apoyar la iniciativa, un año después de su publicación, Sesma Suárez señaló que la contaminación lumínica en la Ciudad de México no permite la observación astronómica para la investigación científica. Más aún, que “el gasto energético” es ineficiente, ya que “hasta el 50 % de la iluminación se utiliza en zonas no deseadas o innecesarias”. Hasta ahora, no se han hecho actualizaciones más recientes a esta reforma.

“Tú perteneces a una generación”, se lamenta el astrónomo, “que no ha visto la Vía Láctea”. A pesar de que los cuerpos celestes están ahí, la contaminación lumínica ha provocada por los seres humanos a creado un velo impenetrable, que nos impide verles en todo su esplendor natural.

A pesar de que el camino evolutivo de nuestra especie ha promovido que sigamos el ciclo de noche y día, las alteraciones que hemos realizado en el ecosistema han hecho que la oscuridad natural desaparezca. Ahora, “hay personas que desde la infancia hasta la adultez no han experimentado el cielo oscuro”, señala el especialista. “Ahora, tenemos que irnos muy lejos para experimentarlo”.

En México, algunos lugares deshabitados de Baja California Sur, Coahuila y Chihuahua, comparte el investigador, se han convertido en santuarios de cielo oscuro. Desprovistos de alumbrado público y población, son el lugar ideal para realizar observación astronómica sin obstáculos. Hasta ahora, la Ciudad de México es quizás el espacio opuesto para ello.

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